¿Qué puede hacer el Municipio de Resistencia ante la ola de usurpaciones? ¿Puede seguir mirando a un costado echando la culpa a la Provincia?
Mi familia vive en el Barrio Palermo I de la ciudad de Resistencia hace 40 años. Allí construí yo también mi casa como parte de una generación de jóvenes que no pueden acceder a viviendas o terrenos acorde a sus ingresos. Mis viejos compraron ese terreno con la famosa “libretita” a un conocido urbanizador de nuestra historia como ciudad. Así se construyó Resistencia, pagando mes a mes el terreno y luego edificando con mucho esfuerzo, nada más digno que poder edificar con sus propias manos su casa tal como lo hicieron mis padres.
Hace 30 años que no se hacen loteos sociales en Resistencia.
Y ello se debe a una sencilla razón: la dificultad o la burocracia municipal impiden al propietario de un inmueble lotear a bajos costos teniendo que invertir más del %50 del valor del terreno para lotearlo
¿Y por qué tanta plata? El Municipio de Resistencia requiere al propietario una serie de requisitos para lotear que por supuesto son muy distintos en otras ciudades, incluso del área metropolitana, como Colonia Benítez, Margarita Belén, Fontana, Makalle o Tirol.
Resulta que acá se pide, además de la mensura, la apertura de las calles, alcantarillado, pavimento de acceso principal, llevar la luz y el alumbrado, llevar el agua, ceder al Municipio la superficie de las calles y el 12% para reserva municipal (que termina siempre usurpado) entre otros requisitos formales y administrativos. A ello, debemos sumar que luego de aprobada la mensura, los impuestos municipales se cobran por cada lote, se haya o no vendido los mismos.
Y esto lo vemos reflejado en la ausencia de loteos en nuestra ciudad. Basta solo con leer un diario para darse cuenta que los loteos no son en Resistencia, sino en las ciudades aledañas. No es como comúnmente se dice “por falta de terrenos”, sino por la imposibilidad técnica y económica que se necesita para hacerlo. ¿Por qué habrían de invertir en Resistencia? Después no solo que no pueden venderlo sino que además seguramente terminará siendo usurpado, como se han hecho en los más de 200 asentamientos, luego expropiado, y quizás sus nietos puedan cobrarlo, a precios de hoy y a una cuarta parte de lo que vale.
Y quienes tienen la chance económica de semejante inversión, lógicamente, no lo van poder vender a precios bajos o en años de financiación.
Esto es lo que sucede en nuestra Capital y la verdadera razón de la falta de oportunidades para acceder a la tierra y la vivienda. Ante esto, las inversiones se van a ciudades cercanas, con mayores posibilidades.
Resulta imprescindible y urgente modificar esta legislación. Una ciudad en crecimiento y pujante solo se logra dando oportunidades reales a sus vecinos y sus hijos. Y que luego, ellos vivan con mejores servicios municipales.
¿No puede el Estado comprar terrenos y hacer viviendas para vivienda única o para loteos sociales? ¿No puede el Municipio proporcionar la infraestructura para los loteos que hoy se le exige al propietario?
Cuando digo Estado me refiero a la Provincia y al Municipio – Nación a través de créditos incentivar la construcción- Esto no es una utopía. La gestión de Ángel Rozas utilizó este mecanismo para crear barrios completos, como los AIPO o los barrios FOCO.
Y hablo de comprar, no de expropiar.
Las expropiaciones sobre asentamientos usurpados termina costando al Estado 10 veces más que si comprara el terreno, además de la falta absoluta de planificación o posibilidad de desarrollo. En un asentamiento no puede entrar una ambulancia, el alumbrado público no puede planificarse ni menos la recolección de residuos, las calles ni los terrenos son los que corresponden.
Yo quiero que el municipio incentive y fomente loteos sociales, que el resistenciano tenga las mismas oportunidades que tuvieron mis padres de tener la dignidad de acceder a su terreno y construir su casa.
La Municipalidad tiene un banco de tierras que puede ceder a la provincia para la construcción de viviendas. Es necesaria una firme voluntad política en este sentido.
Es hora que Resistencia se despierte ante estas situaciones que generan violencia, usurpaciones y desigualdad social y actúe con responsabilidad institucional y política, defendiendo a quienes son legítimamente dueños de las tierras y a sus vecinos, garantizando el acceso real de oportunidades ante un déficit habitacional escandaloso y que crece día a día en la ciudad.