Hoy a las 20, el Museo de Medios de Comunicación retoma “Conversaciones con fotógrafos”. La jornada estará coordinada por Abel Pereyra, sobre la obra del checo Tichý. La cita es la sede de Pellegrini 213, con acceso libre y gartuito.
"Conversaciones entre fotógrafos" reune artistas profesionales, amateurs y amantes de la fotografía en general en una experiencia colectiva pensada especialmente para el análisis de fotografías de la mayor complejidad textual posible, que permita a los participantes mejorar su competencia lectora.
En el análisis de una fotografía se pueden distinguir distintos niveles, desde la estricta materialidad de la obra (sus elementos plásticos constitutivos), pasando por su relación con el contexto histórico-cultural en la que fue realizada, hasta un nivel interpretativo.
El ciclo de charlas tratan “fotografías de autor”, de gran calidad técnica y artística, tomando como objeto de estudio el corpus de obra de un autor por jornada.
EL ORADOR
Abel Pereyra nació en Corrientes y además de realizar trabajos fotográficos también se dedica a la producción audiovisual. Sus estudios de fotografía los realizó en la Fundación San Martín, en la UP (Universidad Popular) y en la UTN (Universidad Tecnológica Nacional).
Laboralmente se desempeña en una empresa del medio, como reportero gráfico y fotógrafo, para dos portales.
MIROSLAV TICHÝ
Nació el 20 de noviembre de 1926 en República Checa y falleció el 12 de abril del 2011 a los 86 años. Fue un fotógrafo opuesto a los planteamientos artísticos del progresismo comunista.
Nació en la aldea de y pasó su infancia en Kyjov hasta que tras la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzó a estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Praga. Sin embargo en 1948, cuando por instrucción de las autoridades cambiaron las modelos que posaban para los estudiantes por obreros vestidos con traje de faena, abandonó definitivamente la Escuela.
Se convirtió durante décadas en un vagabundo e indigente, considerado por la policía de Checoslovaquia como un enfermo mental, pasando por numerosos psiquiátricos y prisiones. Tras dedicar sus esfuerzos a la pintura, ser desalojado de su casa y haber perdido su obra, en la década de 1960 se construyó con materiales de desecho una cámara fotográfica, dedicándose desde entonces a realizar retratos de mujeres que luego revelaba de manera descuidada y sobre los más variados materiales.
En la década de 2000 fue descubierto por el crítico de arte contemporáneo, Harald Szeemann, quien organizó su exposición en la Bienal de Arte Contemporáneo de Sevilla en 2004, no obstante ya había realizado en 1990 una exposición en la Die Blaue Kunsthalle DuMont de Colonia. A partir de ese momento gozó de gran prestigio y sus trabajos recorrieron las salas de Madrid, Palma de Mallorca, París (Centro Pompidou) y Nueva York (International Center of Photography).