La represión a jubiladas y jubilados, los tarifazos implacables, los recortes de subsidios, el aumento en los índices de pobreza e indigencia, las operaciones y difamaciones mediáticas como única política de comunicación, la negación de derechos básicos, la violencia discursiva… Así, de esta manera, podríamos seguir enumerando hitos de lo que ha sido el primer año de ¿gestión? (es mucho decir), digamos mejor tropelías, de Leandro Zdero al frente del gobierno del Chaco.
En lo que pretende ser un balance de estos doce meses, Zdero, sus funcionarios y representantes partidarios, muestran como aciertos lo que es ajuste, saqueo y quita de derechos, ataques a un sector de la población al que estigmatizan, desprecian, o que simplemente odian.
Su campaña de comunicación tiene por eslogan un disparador que suena más a confesión que a virtud: “Un año sin…” No hace falta que lo digan, desde que son gobierno, las chaqueñas y chaqueños no tenemos con qué.
Lo que sí tuvimos fue un año sin obra pública (¿se acuerdan que hasta no hace mucho el segundo puente era un proyecto bien encaminado hacia su concreción?); la alianza de Zdero con Milei llevó al absurdo de que nuestra provincia avale, sin siquiera poner miramientos, la paralización y/o descarte de obras que ya estaban proyectadas o encaminadas.
Tuvimos un año sin empleo; los índices de desocupación, que habían dejado de ser un problema argentino, ahora mismo son alarmantes. Según datos del INDEC, a septiembre de 2024 el Gran Resistencia encabeza el ranking de desocupación con un índice del 11%. Un índice que es todo del primer año de Zdero.
Un año sin libertad de expresión, sin pluralidad. En campaña, Leandro Zdero se jactaba de su espíritu democrático, veneraba al periodismo crítico. ¿Qué pasó desde que es gobernador? Su política de comunicación se sostiene en unas cuantas medidas básicas y autoritarias: asfixia económica, persecución, amedrentamiento y castigo a medios que se atreven a insinuar críticas; ataques y difamación desde redes sociales a dirigentes opositores y a dirigentes gremiales y sindicales. ¿Y la pluralidad? Te la debo, decía un estadista a quien Zdero solía rendir tributo.
De la misma manera, tuvimos un año sin políticas de género, sin políticas de prevención de las violencias. Como quien tiene una idea fija, algún tipo de extraña obsesión, la primera medida dispuesta por Zdero apenas asumido como gobernador, fue vetar la Ley que garantizaba el Sistema Integral de Protección Integral de Derechos Humanos y Géneros, una medida que atentó directamente contra mujeres y diversidades víctimas de violencias, y contra sus familias. Amparado en el verso de la austeridad, Zdero dejó desamparadas a quienes contaban hasta entonces con una Guardia de Géneros y con un Centro de Atención a las Víctimas. Todo esto en el Chaco, una de las cuatro provincias con mayor cantidad de femicidios.
Tuvimos, además, un año sin subsidios energéticos, lo que disparó el aumento del 180% en las boletas de luz. La decisión del gobierno nacional de eliminar los subsidios —y la falta de reacción, por no decir acompañamiento, provincial— impactó directamente en los hogares chaqueños, y dejó a muchas familias en la cruel disyuntiva: pagar la luz o cubrir otras necesidades básicas.
Tampoco los docentes chaqueños tuvieron este año con qué. En principio, porque 2024 fue el primer año sin incentivo docente, un derecho creado en 1998 que representaba el 10% del salario de los trabajadores de la educación. Los docentes también tuvieron un año sin paritarias. Más allá de la aplicación de la cláusula gatillo (medida, por lo demás, asumida y garantizada por el anterior gobernador, Jorge Capitanich), la falta de negociación salarial mantuvo a los aumentos docentes muy por debajo de la inflación, lo que se tradujo en una irrefutable y sostenida pérdida del poder adquisitivo.
Las chaqueñas y chaqueños tuvimos un año sin políticas ambientales. La torpe y grosera Ley de Ordenamiento de Bosques Nativos, votada por nuestra Legislatura —en el marco de una de las sesiones más vergonzantes de las que me ha tocado participar—, evidenció el interés del gobierno de Zdero por dar vía libre al agronegocio y a los desmontes; sin que exista un interés genuino por aplicar medidas ante una realidad ambiental alarmante.
Un año sin subsidios al transporte público. Cuando Zdero asumió la gestión, el boleto de colectivo costaba 85 pesos; hoy, con el último aumento del 700%, el boleto cuesta 1.150 pesos. Un precio inaccesible para gran parte de la población. El transporte público, una herramienta fundamental para la movilidad de trabajadores, estudiantes y jubilados, ha dejado de ser una opción viable. Si hay más motos en las calles —familias enteras arriba de una motocicleta—, si hay más accidentes, si hay un tránsito y una vida cotidiana cada día más convulsa, bien puede explicarse atendiendo a este aumento.
Un año sin medicamentos para nuestras jubiladas y jubilados. La eliminación de la cobertura gratuita de medicamentos a través de PAMI —y, de nuevo, la nula reacción del gobierno provincial— dejó a más de 60mil chaqueños mayores en una situación de total vulnerabilidad. Esta medida no es solo un golpe económico, es un acto de abandono que condena a jubiladas y jubilados a elegir entre su medicación o su sustento diario.
Tuvimos, en definitiva, un año con un oficialismo sin coraje para defender lo que es del Chaco. Las fotos que Leandro Zdero se sacó junto a Milei y junto a Patricia Bullrich no alcanzan para cubrir las necesidades de una población en riesgo, que sufre cada día el deterioro de su calidad de vida.
Este año de ajustes y políticas de exclusión ha marcado un retroceso en los derechos de las chaqueñas y los chaqueños. Pero no nos resignamos. La organización y la militancia popular serán las herramientas para recuperar lo que le han saqueado a nuestra provincia, lo que —desde la impericia, el desdén y la falta de sensibilidad— han entregado. Porque donde hay una necesidad, nace un derecho. Y donde hay unión, nace la esperanza.