Fondos rotatorios: una estrategia de autogestión que transforma comunidades en Chaco
En el departamento Libertador General San Martín, en la provincia del Chaco, una experiencia innovadora en economía solidaria está marcando un antes y un después en la vida de pequeños productores y sectores postergados.
Se trata de los fondos rotatorios, una herramienta de autofinanciamiento comunitario que impulsa el desarrollo local y fortalece a las organizaciones rurales, donde las propias organizaciones de la agricultura familiar han demostrado que la autogestión y la economía solidaria son poderosas herramientas para el desarrollo local. Desde 2008, estas comunidades han implementado estos fondos como solución a la histórica falta de acceso al crédito formal. Este modelo, basado en el esfuerzo colectivo, no solo ha fortalecido las organizaciones, sino que también ha generado beneficios tangibles como sedes propias, herramientas de trabajo y mejores condiciones para sus asociados.
El origen de una solución colectiva
Frente a la dificultad histórica de los pequeños productores para acceder al crédito formal, las organizaciones del departamento comenzaron a crear sus propios fondos rotatorios. Esta iniciativa surgida desde las bases permitió generar crédito accesible para cubrir necesidades productivas y también personales, como reparaciones de viviendas o emergencias de salud.
Hoy son ocho las organizaciones que administran fondos rotatorios, con una particularidad destacada: el 90% de estos fondos son gestionados por mujeres, quienes han demostrado un compromiso y eficiencia notables. Con el acompañamiento de profesionales del INTA y el Instituto Nacional de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (INAFCI), esta estrategia ha logrado consolidar a las organizaciones como actores clave en el desarrollo regional. Además, la experiencia demuestra cómo el trabajo conjunto potencia la economía local, fomenta valores solidarios y mejora la calidad de vida de las familias rurales.
Cómo funcionan los fondos rotatorios
Cada fondo se conforma con aportes propios de los asociados y, en algunos casos, con devoluciones de subsidios recibidos. Los créditos se otorgan con bajos intereses (entre 2% y 5% mensual) y plazos adaptados a las posibilidades de los beneficiarios. Además, cada organización establece reglas claras para garantizar el cumplimiento, como la necesidad de asistir a reuniones y presentar garantes.
Los fondos rotatorios fueron destinados inicialmente a actividades productivas; con el tiempo, se adaptaron a diversas necesidades, incluyendo reparaciones de viviendas, emergencias de salud y educación del grupo familiar, lo que refuerza su impacto social.
Una economía solidaria que aprende
Los fondos rotatorios son más que una herramienta financiera; representan una filosofía de autogestión y apoyo mutuo. Este modelo es un ejemplo inspirador de “organizaciones que aprenden”, fomentando el desarrollo humano y fortaleciendo el tejido social al integrar a personas de todas las edades y condiciones, adaptándose y creciendo a partir de sus propias experiencias.
La experiencia de los fondos rotatorios demuestra que las soluciones comunitarias pueden transformar realidades; con esfuerzo colectivo, transparencia y una visión compartida, estas organizaciones están construyendo un futuro más justo y sostenible para todos.