Este viernes el gobierno de Leandro Zdero anunció la “reestructuración” del canal público Somos Uno que pasará de Ecom Chaco al Poder Ejecutivo. Ya se enviaron 86 telegramas de despido. Algunos trabajadores podrían ser recontratados en la nueva estructura, un mecanismo que roza la frontera del fraude laboral.
Chaco TV salió al aire por primera vez en junio de 2013. Diez años y medio después el nuevo gobierno le cambió el nombre a “Somos Uno” y echó a la primera tanda de trabajadores: los “periodistas militantes”; luego comenzaron los despidos por goteo. Nadie estaba a salvo. En un medio de comunicación llamado a democratizar la información, la nueva norma para sobrevivir era el silencio.
A principios de 2024 el presidente de Ecom nombrado por Zdero, Luis Verga, fue el encargado de anunciar el cambio de rumbo en una reunión con el personal en la que no se ahorró humillaciones. Meses más tarde sería catapultado del cargo por un escándalo de corrupción y gastos de representación que no podía justificar. Ni “Somos Uno” ni el periodismo paraoficial se hicieron eco de la noticia.
Periodistas, ¡afuera! Tres días después de las festividades de Año Nuevo, en conferencia de prensa, el actual titular de Ecom, Adrián Veleff, acompañado por el secretario de Asuntos Estratégicos Marcos Resico, la abogada especialista en medios públicos Leticia Vázquez y el coordinador de Medios Públicos Carlos Minich le pusieron el último clavo al ataúd del ex-Chaco TV. Como ya es una marca registrada del gobierno de Zdero, culparon a la “pesada herencia”.
La abogada Vázquez, sin embargo, justificó la medida como consecuencia de un marco legal restrictivo: Ecom no puede explotar servicios de comunicación audiovisual porque corre el riesgo de que la Enacom, el organismo de control, dé de baja la licencia. Por eso Zdero firmó los decretos de disolución del canal y la radio. Tardaron un año en darse cuenta.
Para Veleff el problema era la pesada herencia, y aportó estos números: más del 20% del presupuesto de la empresa tecnológica estaba destinado a financiar el canal público. De 30 empleados al momento de su creación, se llegó a tener 105 o más sin contar a los 152 contratados. El mayor crecimiento se dio en los últimos tres años. Con esa masa de dinero se podían haber comprado ambulancias o instalado kilómetros de fibra óptica de calidad. Sólo en 2023 Chaco TV gastó casi US$ 5 millones. El salario más alto era de $ 3,7 millones.
“Los salarios crecieron 300% entre 2022 y 2023. Hay gastos incoherentes: honorarios que no existían, eventos corporativos, producciones, limpieza y vigilancia. El costo de servicio satelital, que Ecom va a auditar, fue de US$ 742 mil. Este año gastamos sólo US$ 72 mil. Transformaron el canal en una agencia de empleo”, evaluó.
Volver a empezar Los funcionarios afirmaron que los despedidos recibirán el 100% de la indemnización. O sea que no era una “reestructuración” sino una clausura, y así lo reconocieron: “Hemos cancelado la unidad de servicios audiovisuales”.
Marcos Resico, quien tendrá la nueva estructura a su cargo, matizó: “Vamos a garantizar la continuidad del canal y de la radio. El trabajo continuo en la elaboración del contenido y la pluralidad de voces. Estamos comprometidos en que el canal sea un medio de información”, y adelantó que el personal que sea reincorporado a la nueva grilla “lo más probable es que se rija por un escalafón como el gremio de comunicación, con una escala mucho más real de los salarios. Esto no tiene absolutamente nada que ver con el ensañamiento”, se defendió.
Pero, ¿cómo garantizar la “continuidad” si echaron a 86 comunicadores y técnicos? “El canal va a funcionar con una estructura mínima, indispensable. El decreto ya salió, está en vigencia”, sostuvo Resico y se sinceró respecto a las recontrataciones: “Hay personal muy bueno, como hay muchos otros que no trabajaban. Vamos a convocar a cada uno de los comunicadores para ofrecerle condiciones diferentes”.
La lógica de la austeridad, la lógica del mercado y la lógica del escorpión El gobernador Leandro Zdero inició su mandato echando trabajadores. Lo hizo en todos los ministerios y en casi todos los organismos. Era la “bomba de mecha corta” que le había dejado Jorge Capitanich antes de dejar el cargo. Algo más de un año después sigue echándolos, como lo demostró la baja masiva de casi 500 contratos en el Ministerio de Infraestructura al cierre del 2024.
Sería contradictorio sostener que la “reestructuración” de Somos Uno atenta contra la libertad de expresión, porque los medios públicos están brutalmente sometidos a la línea editorial impuesta por el gobierno de Zdero, que llegó a levantar del aire una entrevista en vivo del conductor Julio Wajcman al exgobernador Capitanich.
Tampoco podían temer una conspiración en la planta periodística del multimedios porque se implementó una eficaz campaña de terror psicológico: cualquiera podía quedarse en la calle. La razón más plausible para esta decisión es la limitación presupuestaria para alimentar un elefante que consumía el 20% del presupuesto de Ecom con un recupero de gastos de apenas el uno por ciento, según los cálculos de los funcionarios en la conferencia de prensa. Es la lógica de la austeridad, la reducción de los servicios públicos a su expresión infinitesimal.
La otra razón es estratégica: Somos Uno tenía una audiencia marginal que no explicaba, según la lógica del mercado, su sostenimiento. Su producción de contenidos se solapaba y confundía con la del servicio de prensa del gobierno, que era algo así como la pata gráfica de la comunicación oficial. Si los principios que dieron lugar a la creación de Somos Chaco estaban basados en los valores de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual sancionada durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, su finalidad nunca se alcanzó.
Pero el gobierno de Zdero jamás entendió la función social y cultural de Chaco TV/Somos Uno. Para él era un instrumento de propaganda. La incorporación a la grilla del multimedios de operadores mediáticos del sector privado fue el intento más evidente de potenciar esa herramienta. Pero también fracasó. Si se tienen en cuenta esos “valores”, trasladar el Ministerio de la Verdad al Poder Ejecutivo parece la salida más razonable.
“Lógica”, gritó la rana moribunda cuando comenzó a hundirse arrastrando al escorpión bajo las aguas; “No hay lógica en esto”. “Lo sé”, respondió el escorpión, “pero no he podido evitarlo: es mi carácter”.
La letra de Charly García es de una actualidad escalofriante. Con la aniquilación de los medios públicos el Chaco retrocede a la dinámica mercantilista de los años ‘90. Ramal que para, ramal que cierra. Es la solemne consagración de los principios neoliberales. Y también es un golpe de muerte al intento sinuoso, con marchas y contramarchas, de permitir a los chaqueños y chaqueñas el acceso democrático a la información y a la difusión de su cultura y valores.
Zdero es el escorpión de la fábula, y con esta decisión ignominiosa se hunde y hunde al pueblo, una vez más, en la oscuridad.