No a la derogación del femicidio del Código Penal: Un ataque directo a la vida y la seguridad de las mujeres
Como ex diputado nacional, y como autor de uno de los proyectos que incorporó la figura de femicidio al código penal, me opongo categóricamente a la iniciativa del gobierno de Javier Milei de eliminar la figura del femicidio del Código Penal. Esta medida es un ataque directo a la vida y la seguridad de las mujeres, y un retroceso inaceptable en la lucha contra la violencia de género.
La eliminación del femicidio es un mensaje claro de que el gobierno de Milei no considera la vida de las mujeres como una prioridad, y que está dispuesto a sacrificar su seguridad y bienestar en el altar de la ideología y la ignorancia.
Un acto de impunidad y complicidad La derogación del femicidio sería un acto de impunidad y complicidad con los agresores, y un mensaje a las víctimas de que no tienen derecho a la justicia. Es inaceptable que un gobierno que se supone que debe proteger a sus ciudadanos, esté dispuesto a dejar a las mujeres en una situación de vulnerabilidad y riesgo.
Un retroceso en la lucha contra la violencia de género La eliminación del femicidio es un retroceso en la lucha contra la violencia de género, y un obstáculo para el avance hacia una sociedad más justa y segura para las mujeres. Es un ataque a los derechos humanos de las mujeres, y una violación de los compromisos internacionales asumidos por Argentina en materia de derechos humanos.
Compromiso ciudadano Como ciudadanos, debemos comprometernos a seguir luchando por los derechos de las mujeres y por la eliminación de la violencia de género. Debemos oponernos lfirmemente a la derogación del femicidio del Código Penal, y trabajar para garantizar que las mujeres tengan acceso a la justicia y a la protección que necesitan.
Exijamos al gobierno de Milei que retire esta iniciativa Exijamos al gobierno de Milei que retire esta iniciativa y que se comprometa a trabajar en la protección y seguridad de las mujeres. La vida y la seguridad de las mujeres no son negociables, y no podemos permitir que sean sacrificadas en el altar de la ideología y la ignorancia.