Viajaba a Misiones y le picó un gusano de ficus dentro del micro
Una mujer y su hija venían a Posadas, y al llegar advirtieron del ataque del insecto en el cuello de la madre. El paseo pasó a ser un derrotero entre el hospital y la empresa de colectivos. Hasta el momento no hubo resarcimiento alguno.
El día 15 de enero último, Claudia Valenzuela (34) y su pequeña Wanda (6) partieron de la ciudad de Bella Vista, provincia de Tucumán, rumbo a la tierra colorada donde tenían previsto pasar sus vacaciones y visitar a sus seres queridos. Pero sus planes no salieron como ella lo pensó.
Al llegar a Posadas sintió un fuerte ardor en el cuello, zona alta de la nuca, en la parte izquierda. Curaciones caseras no ayudaban, sino que se ponía peor y más grande la irritación, al igual que el dolor que se incrementaba día a día. Tal es así que una noche debió ir a emergencias del Hospital Madariaga para que le medicaran sobre esa extraña dolencia, y grande fue la sorpresa cuando le dijeron que lo que tenía era una picadura del gusano del ficus, que posiblemente la habría atacado durante su viaje en colectivo de más de 17 horas. La única explicación posible es que algún otro pasajero haya viajado con una planta dentro del ómnibus.
“La mujer que venía en el asiento de atrás traía plantas, y capaz traía esa planta. Tuvimos suerte de que no le pique a mi hija”, señaló. Y a partir de ahí una serie de cuidados y recomendaciones, además de medicación costosa. No podía ni debía exponerse al calor extremo, ni al sol misionero. Gastó un dinero que estaba destinado al ansiado descanso, que hasta el momento no fue reconocido por la empresa Flecha Bus. La compañía de colectivos fue notificada de su caso mediante una nota detallada, que fue solicitada cuando la pasajera de las vacaciones truncadas se acercó a la oficina. Idas y vueltas precedieron a este hecho, que al final tampoco tuvo un final feliz. La empresa hasta el momento no reconoció lo ocurrido, y por lo tanto tampoco resarció de ningún modo a estas pasajeras. Al contrario, la burocracia (entendida como idas a la empresa y numerosos llamados telefónicos) hizo que el malestar, que hasta el momento sólo tenía la mujer, se generalizara entre sus familiares y amigos. La última palabra de la empresa es que sería “resarcida de algún modo” cuando ellas llegaran nuevamente a Tucumán. Los días pasaron. Claudia y su hija ya están a punto de volverse a su tierra, pero los días aprovechados fueron muy pocos. “Pedí en la nota que fumigaran las unidades. No pueden pasar estas cosas. Me truncaron las vacaciones”, lamentó.