Ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP, el presidente español intentó poner un freno a la crisis desatada por el caso Bárcenas. "Las acusaciones son falsas", dijo
"Lo que a mi se me atribuye es falso. Nunca he recibido ni repartido dinero negro ni en este partido ni en ninguna otra parte. Lo digo con toda serenidad. No tengo nada que ocultar, no temo a la verdad. No he venido a la política a hacer dinero ni a engañar a Hacienda", ha dicho Rajoy, en relación a los informes de prensa que le atribuyen el cobro de sobresueldos durante al menos 11 años.
"En este partido no se pagan cantidades que no hayan sido registradas en la contabilidad. No es cierto que hayamos percibido dinero en metálico ocultado al fisco. Cualquier retribución aparecida en los papeles apócrifos no responde a la verdad", agregó.
Aunque luego generó algunas dudas cuando afirmó: "No sé quién manipula esos datos, ni quién los filtra dosificadamente".
Si bien se creía que el Presidente iba a anunciar medidas contra la corrupción y cambios tendientes a transparentar la gestión pública, sólo se limitó a negar todas las acusaciones en su contra.
En cuanto al hallazgo de una cuenta en Suiza con 22 millones de auros, a nombre del tesorero del partido, Luis Bárcenas, Rajoy ha dicho que "el PP no tiene ni ha tenido cuentas en un país extranjero y nunca ha dado órdenes de abrirlas. No tenemos nada que ver con la cuenta de Bárcenas y no tengo la menor duda que esto será confirmado por la administración de justicia"
El presidente se comprometió además a "poner todo de nuestra parte para que no quede sobre esta cuestión la menor sombra de duda"
"La semana que viene mis declaraciones de renta estarán a disposición de los ciudadanos en la página de la Moncloa", agregó
También critió duramente a Alfredo Pérez Rubalcaba, líder del opositor PSOE, por "darle crédito a las acusaciones".
El escándalo por los sobresueldos que entre 1990 y 2009 se repartieron entre los miembros de la cúpula dirigencial del Partido Popular está haciendo tambalear a la administración de Rajoy.
Por eso los analistas concuerdan en que fue uno de los discursos más trascendentes de su carrera política. El difícil objetivo que debía cumplir era calmar a los dirigentes partidarios y disminuir las crecientes críticas de los ciudadanos españoles, que ya juntan firmas reclamando su dimisión.
De hecho, manifestantes se agolparon en los alrededores para mostrar su rechazo, y lo cierto es que se lo notó un tanto inseguro y demasiado apegado al texto que tenía escrito. Hasta aclaró que leía porque no quería "acentuar una palabra más que otra".