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Por Rolando Núñez
Jueves, 24 de octubre de 2013
Ariel, una nueva muerte altamente evitable
El titular del Centro de Estudios Nelson Mandela, relata en un informe pormenorizado la muerte del bebé qom que falleció "quemado" el 11 de octubre en el Hospital de Pampa del Indio a raíz de ser expuesto a una cuna de fabricación casera.


El bebé de la etnia toba que falleció el pasado 11 de octubre en una cuna térmica en el hospital público de la localidad de Pampa del Indio se iba a llamar Ariel. Nació el 5 de octubre, cuando cursaba treinta y nueve semanas de gestación. Pesaba 3 kgs cuando salió al mundo. Nació por parto normal. A la mamá se le habría practicado una episiotomía, realizándosele una incisión quirúrgica cuya finalidad fue la de ampliar el canal blando para abreviar el parto y apresurar la salida del bebé. La episiotomía, como técnica preventiva para evitar desgarros, está contraindicada por la Organización Mundial de la Salud.
La familia indígena de Ariel es muy unida. La mamá del bebe es Sara Analía Gómez. Tiene 22 años. Era primeriza. Todavía no entiende todo lo ocurrido. Vive en el Lote 21 de Campo Alemani, con sus padres Eugenia López (63) y Alejandro Gómez (63). Tiene 10 hermanos. Viven de algunos planes sociales y de algunas changas. Son indigentes. Recurrentemente se enferman y asisten al hospital de Pampa.
La exdirectora del hospital Nancy Aguirre es una enfermera universitaria especializada en terapia neonatal y comprometida con su función, pero limitada por las deficiencias estructurales del servicio hospitalario, por la ausencia de una programación acorde con la amplia región y la gran población que viven en Pampa y en los parajes del entorno de la zona sanitaria de este establecimiento, por las patologías endémicas de la zona y las estacionales para grupos de familias con problemas de mal nutrición y anemia por la deficiente alimentación que consumen dado que están por debajo de la línea de pobreza y otros de indigencia, con severos riesgos de enfermarse y de morir, lo que no está reflejado en las estadísticas porque el sistema sanitario no lleva registros en materia de morbi-mortalidad y, finalmente, por la falta de inversiones planificadas. La ex directora hoy está sometida a muchas amenazas.

La cuna térmica de la muerte
El hospital público de Pampa del Indio no funciona bien. Disputas de intereses de algunos sectores, dirigentes y partidos políticos fueron complicando el funcionamiento del establecimiento y de la Municipalidad, con repercusiones cruzadas y la fuerte influencia negativa de un exdiputado provincial que vendía servicios que capturaba casi todos los ingresos mensuales del municipio de Pampa, afectando su normal funcionamiento por que provocaba un ahogo financiero constante.
Apenas nació Ariel comenzó a cambiar de color. Se le diagnosticó que padecía ictericia. Por ese motivo se resolvió aplicarle luminoterapia. El hospital no cuenta con incubadoras. Se utilizó la única cuna térmica, de construcción casera que está en el área de recepción de neonatos. Allí se realizan los controles y las eventuales maniobras de los bebes porque no existe el servicio de neonatología, con lo cual se potencian los riesgos en situaciones de urgencia o de emergencias de neonatos. La cuna térmica aparentemente contaba con seis lámparas. Tenía la forma de una caja de vidrio, aunque algunos testimonios refieren que un chapón hacía de tapa, que de confirmarse pondría la situación en un punto aún más extremo.

La muerte de Ariel
El enfermero de turno, que formaba parte de la guardia nocturna, no habría realizado la rutina de controles. Inclusive, afirman que salió del hospital mientras se producían los hechos que desencadenaron la muerte de Ariel. Cuando se acercó a la cuna, Gómez habría referido que sintió "olor a bicho quemando". El informe preliminar de la autopsia realizada en San Martín revela que Ariel murió por "compromiso metabólico de órgano noble interno por acción del calor directo". Las declaraciones de los funcionarios del Ministerio de Salud cuestionan que Ariel muriera quemado en la cuna eléctrica. Manifestaron que es una situación compleja la que entornó su fallecimiento; sin embargo, no precisaron la causa de muerte; argumentaron que esperarán los informes de los estudios histopatológicos. Sin embargo, es posible que Ariel muriera quemado, electrocutado o deshidratado, que son las hipótesis más probables de esta trágica muerte, aunque desde la Instituto Médico Forense del Poder Judicial de esta ciudad ayer se corrió la versión que la cuna funcionaba correctamente, lo que es llamativo porque escapa a la incumbencia de tal organismo dado que en el tema sería competente el Gabinete Científico.
En cualquier caso, fue completa la falla en materia de bioseguridad hospitalaria. Se violaron normas de bioseguridad en materia de instalaciones, ausencias de servicios que no fueron habilitados, organización de servicios altamente riesgosos como el de recepción de neonatos en las condiciones en que funciona, más las posibles fallas mecánicas o eléctricas de la cuna, que sumados al deficiente funcionamiento general del establecimiento y el negligente obrar humano compusieron el escenario apropiado para que se produjera la muerte del bebe toba. Este fallecimiento es un típico caso de muerte altamente evitable y, al mismo tiempo, demuestra no solo las fallas estructurales de funcionamiento del hospital de Pampa, sino la negligencia extrema de un sector del personal de guardia, sobre todo el destinado a realizar la rutina de control de neonatos. Faltan profesionales en especialidades básicas y no son suficientes los remedios y los restantes insumos. Todo esto conspira negativamente. Por otra parte, las derivaciones al hospital de General San Martín no aseguran mejores resultados. Este establecimiento también funciona mal. La zona sanitaria tiene grandes déficit y una alta tasa de mortalidad de bebes y de niños, fundamentalmente frente a embarazos precoces. Es un extracto muy representativo del irregular funcionamiento de la salud pública, que se destaca por la deshumanización y desorganización del sistema provincial, que naturalmente conspira contra la obtención de buenos resultados y de una atención eficiente, plena y oportuna de los enfermos. Por otra parte, vale destacar que verdaderamente no existe atención primaria de la salud en Chaco, aunque las autoridades repiten esta cantinela.

Incertidumbres y temores por los resultados de la segunda autopsia
Se espera con mucha expectativa, con marcada incertidumbres y dudas, el informe de la segunda autopsia realizada sobre los restos de Ariel en el Instituto Médico Forense de la ciudad de Resistencia. Ayer hicieron trascender que el niño no murió quemado en la cuna. Hay una gran expectativa en las comunidades indígenas y criollas de Pampa. Las familias indígenas no confían en el fiscal de investigación penal José Ricardo Sorabella, repetidamente cuestionado por algunos sectores sociales de la región, lo que impulsa la colaboración de varios sectores para controlar el desempeño de tal funcionario, que nos llevó a comprometer a la familia de Ariel la participación del Centro Mandela. El procurador general del Superior Tribunal de Justicia hoy visitaría la fiscalía actuante para interiorizarse de la causa. Existe una fuerte preocupación y temor de que el hecho no sea totalmente esclarecido.
Lo extraño es que ningún vocero judicial o del ministerio de salud no hicieran ninguna referencia respecto de la necesidad de analizar o estudiar a fondo la cuna térmica casera donde murió Ariel. En realidad, tal cuna debiera ser objeto de una pericia técnica integral que permitiera acreditar en el marco de la investigación si su construcción y funcionamiento respetó las normas de bioseguridad hospitalaria. El perito debería determinar la cantidad y tipo de lámparas que fueron instaladas en la cuna, los voltajes de las mismas y las distancias existente con el bebe/paciente, estableciendo la medición de la temperatura en las distintas escalas, hasta calcular el tiempo de exposición de Ariel. El poder judicial tiene un profesional que con mucha idoneidad puede intervenir en este trágico caso como perito dado que es el ingeniero responsable de la instalación y del control de funcionamiento de la aparatología de última generación con las que cuenta el Instituto de Medicina y Ciencias Forenses (IMCIF) del Poder Judicial, ubicado en la Ruta 11 km 1008. Se trata del bioingeniero Gustavo Manuel Deluca, quién tiene una excelente formación técnica. Resulta indispensable realizar esta pericia para establecer -conjuntamente con el informe de autopsia- la causa y etiología de la muerte de Ariel. Es brava la encrucijada para el sistema sanitario. No será fácil que genere explicaciones que satisfagan a las comunidades indígenas. De cualquier manera, el simple cambio de conducción del hospital no servirá para nada salvo que se planifique y se programe un buen funcionamiento del establecimiento, con capacitación de personal e inversión sostenible. De lo contrario, continuarán produciéndose muertes evitables o altamente evitables.

(*) Coordinador
Centro Nelson Mandela


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