Dice Ámbito: Capitanich no descarta importar equipo chaqueño
Jorge Capitanich -desde ayer gobernador en uso de licencia- dedicará el fin de semana a terminar de delinear el equipo de colaboradores que lo secundará en la gestión como jefe de Gabinete, cargo que asumirá hoy.
Ese retorno del chaqueño al plano nacional tendrá impronta regional: confirmaría a Fabricio Bolatti, legislador provincial del Frente Grande, para respaldarlo en temas económicos y de vivienda. Como él, se espera que varios funcionarios del Gobierno chaqueño, algunos de sus secretarios privados, acompañen a Capitanich en su llegada a la Casa Rosada.
Entre los que suenan con más fuerza, aparece el ministro de Planificación local, Raúl Codutti, una especie de "superministro" con probada habilidad en el manejo de las reuniones de gabinete y en la gestión diaria de la provincia. Incluso, llegó a desarrollar de manera simultánea el cargo de ministro de Educación, Ciencia y Tecnología.
El otro que podría acompañar a Capitanich es Sebastián Agostini, actual titular de la cartera de Trabajo e Industrias chaqueña. "Todavía no hay nada definido", aclaró este joven licenciado en Economía que en los últimos años reestructuró el perfil industrial y empresarial de la provincia.
La necesidad de aquellos que llegan desde el interior para "provincializar" los ministerios es una característica endémica en el Estado.
Como Carlos Menem, que al llegar a la presidencia inundó de riojanos los distintos cargos -especialmente aquellos que demandaban referentes de extrema confianza-, también el exministro de Economía Domingo Cavallo se rodeó de cordobeses para blindar de coprovincianos su gestión.
Y el matrimonio de los Kirchner, primero Néstor y después la propia Cristina, importaron de Santa Cruz a la mayor parte de sus colaboradores.
Menem trajo a Erman González para que le manejara el primer tramo del Gobierno y para que le armara una reforma del Estado que le sirvió después de base a Cavallo para la convertibilidad. En realidad, esa reforma quedó en la historia como la única verdadera modificación a la estructura de la burocracia estatal que llevó adelante Menem. De la familia llegaron Amira Yoma para cuidar la intimidad del área presidencial y su hermano Eduardo como perpetuo mandamás del Senado y luego vicepresidente real hasta el final de la era.
Cavallo se trajo a Buenos Aires a media Fundación Mediterránea, algo que por otra parte no sirvió demasiado para consagrar a ese grupo como el think-tank definitivo de la reforma, lugar que se ganó más tarde, a su salida del ministerio, el CEMA, de la mano de Roque Fernández.
Es un método que garantiza no sólo el sostenimiento de un esquema de poder más allá de los límites provinciales, sino que también ofrece cierto resguardo frente a lo que muchos suponen o imaginan como una zona de hostilidad. Lo supo bien Menem cuando se rodeó de riojanos, temeroso de los peligros que podía depararle su aliado, el peronismo bonaerense de Eduardo Duhalde, un fantasma que el riojano no pudo exorcizar ni siquiera al final de su segundo mandato, cuando hizo más por tirar afuera del PJ el Gobierno que para entregárselo a su exvicepresidente.