La Casa de las Culturas de Resistencia se consolida año a año como referencia obligada de la producción cultural de la región. Este tercer año de vida fue una muestra de ello.
El año comenzó con remembranzas de los viejos cines abiertos, esos que en los sesenta poblaron la ciudad.
La fantasía de ocupar la terraza, el punto accesible más alto de Casa de las Culturas, y de allí proyectar las miradas nostálgicas, pero otras totalmente experimentales como el cine en vivo, desafió a los audiovisualistas para intervenir perfomáticamente o a través de una nueva producción sonora. De esas producciones recordamos la Obra conceptual noise en siete capítulos, de los Cenobitas, la superproducción de Cine, sexo y música, el Cine Chizito y los hip hoperos bailando sobre uno de los clásicos del break dance. Otra fusión memorable fue la de juntar a los músicos formados en las universidades de la música con los músicos de la movida cumbiera. Tropical de Verano aglutinó en una arena creativa a Sorrentino con Los Chaques, y al prolífico Esteban Peón con Ramón El Tordo Franco, el cantante de Los Conti.
Las experimentaciones se produjeron en los espacios alternativos, y en la creación de nuevos pasajes donde se conjugaron sabores, música, las ambientaciones chics; por allí pasaron la Fiesta Acapulco, Mati Zundel y música electroandina, chamameceros de paladar negro comiendo mbaypú cocinado por el arquitecto correntino Gabriel Romero.
El Pasaje de los Sabores albergó al choripan mariposa más grande del mundo y a los placeres de la cocina pescadora del Barrio San Pedro, con sabores patrios y con lo gourmet que aportan las comunidades inmigrantes del Chaco.
Se desarrollaron cinco talleres Medialab, desde el stop motion al diseño de ropa con desechos electrónicos, el taller de proyectores precarios creando estructura en la que tanto la investigación como la producción sean procesos permeables a la participación de los usuarios.
Las muestras de arte tuvieron varios picos, quizás el más alto sea la visita de la colección de Picasso, que con su lenguaje gráfico y su cuidada curaduría nos ilustró con historias del genial malagueño, ícono del artista genial y moderno.
Otro punto pero más contemporáneo fue la Bienal de Arte y Pintura que convirtió a los espacios de la Casa en un enorme atelier con más de cuarenta artistas. El MUBA aportó con muestras de artistas locales; así pasaron desde Mario Natalini a las imágenes de Carla Colombo y un cenit fue muestra de la contemporaneidad correntina, no solo en las artes visuales sino también en el cine con la miniserie La Riña, las instalaciones y los sabores guaraníes.
La muestra Gran Chaco Gualamba, gestionada por la Dirección de Artes Visuales, abrió la posibilidad de pensar lo originario susceptible a la museografía contemporánea, ser presentado como actual, en exquisitas obras de Osvaldo Pitoé.
LA MÚSICA
La música trajo a grandes revelaciones de nivel nacional, como los grupos Acorazado Potemkim, Coiffeur y Me darás mil hijos, en el ciclo Música Viva, coproducido junto a la productora local Sinfín. Así también, el La casa del rock naciente dio escenario a decenas de grupos locales, que mostraron sus producciones. También los Acústicos en el hall, realizados en el gran espacio de la Casa, pasaron artistas como Oh So Quiet (desde Londres), Pat Morita de Nadie, Fede Delbon y El Chino Niveiro, Maxi Pachecoy, Caretas del Artes y Capitán Barbosa.
También, la Casa presentó dos discos en su programa La Casa Record: el primer trabajo de Les Yacares, titulado El que se asoma, y la producción de remixes entre los Dj de la cumbia electrónica y el Coro Toba Cheelalapí.
También pasaron consagrados artistas nacionales y locales, de la talla de Ramón Ayala, Luna Monti y Juan Quintero, y este último con Luis Pescetti, Pedro Aznar, Alfredo Casero, Amelita Baltar, Gicela Méndez Ribeiro, Tonolec, La bomba del tiempo, Seba Ibarra, Lucas Monzón, Ricardo Panissa y Carlos El Negro Aguirre, entre muchos otros.
MÁS ARTE
Utilizada como una estrategia para unir puntos donde viven las musas, se implementaron itinerarios de arte y bares, desde las galerías a los talleres de artistas que hacen escuela en la ciudad.
También se desarrolló durante 2013 el programa Sustentate ¡Che!, con actividades de formación interna y externa, con la constante búsqueda de la sustentabilidad y la cultura del buen vivir, principalmente en los espacios públicos. Se consolidaron las propuestas del Club del Teatro, con la participación de elencos locales que educan a las nuevas generaciones en el arte de las luces y las tablas.
Prosiguió buscando nuevas alturas y nuevos habilidades en el Taller de Danza Vertical dirigido por Ricar Mosca que con los Temerosos del Aire, cosquillea la fachada de la Casa, en perfomances de mucha acción con mucha adrenalina.
El cierre del año tuvo un alto nivel de expresión artística, con las actividades complementarias de Soy chaqueño y contemporáneo, donde se aunaron otras actividades, desde itinerarios por jardines en búsqueda de un arte sustentable a la experimentaciones sonoras en las perfomances del Laboratorio Tropical, a la pura perfomatividad de la obra teatral Look, entre el patrimonio clásico del MUBA y las nuevas maneras de pensar y sentir el teatro. Un año con mucha actividad que promete vasta experimentación para el año que se viene.