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Desechadas las alternativas reeleccionistas
Viernes, 14 de febrero de 2014
El kirchnerismo arrancó la carrera por la sucesión presidencial
En las últimas horas, confirmaron su deseo de ser precandidatos Aníbal Fernández y el gobernador Sergio Urribarri. Daniel Scioli, el ministro Randazzo y Juan Manuel Urtubey, los otros postulantes del FpV

Pese a que no pasó tanto tiempo, suena extemporánea la consigna "Cristina eterna" que se escuchaba fuerte en el Congreso. Desechadas las alternativas reeleccionistas, la representación del kirchnerismo en las próximas elecciones presidenciales irrumpió en febrero con fuerza en el debate público.

Lo revelaron los propios protagonistas. Con declaraciones fuertes, en menos de 24 horas referentes del Frente para la Victoria se anotaron en la pelea por la sucesión del cargo que concluirá Cristina Kirchner en dos años. La sorpresa la dio Aníbal Fernández. Si bien había anticipado que "no descartaba" esa posiblidad, esta mañana el senador fue más contundente. "Claro que quiero competir", aseguró.

Ahora bien, el senador matizó esta idea al plantear que habrá que "caminar" y trabajar muy duro durante el año. Ello le permitirá evaluar si "están dadas las condiciones" para postularse como precandidato. "Si no son ciertas, no voy a ser tan torpe de pelear algo que no tiene sentido", manifestó en una de sus habituales recorridas radiales.

Desde el litoral, un todavía ignoto Sergio Urribarri para la opinión pública nacional advirtió que será de la partida en las primarias. El mandatario de Entre Ríos lo confirmó este miércoles ante los suyos, durante un encuentro en la ciudad de Paraná. "Nuestro gobernador nos anunció formalmente a todos que será precandidato a presidente de todos los argentinos", señaló el intendente de María Grande, Hugo Main, uno de los asistentes a la reunión de trabajo que mantuvo el entrerriano junto a jefes comunales del FpV. Lo mismo ratificó otra de las que participaron del convite, la intendente Julia Witman, de Galarza.


Ambos dirigentes se suman a otros tres que ya habían expuesto sus intenciones políticas. En varias oportunidades, el ministro de Interior y Transporte Florencio Randazzo condicionó su precandidatura al éxito que tenga su plan de recuperación de los trenes urbanos. En particular, la del trágico y golpeado ferrocarril Sarmiento, foco de las críticas contra el gobierno nacional por los accidentes fatales en las estaciones Once y Castelar.

El otro presidenciable es Daniel Scioli. El gobernador de Buenos Aires se convirtió en el primero en plantear sus intenciones para disputar la jefatura de Estado cuando culmine el ciclo iniciado en 2011. Fue cuando todavía no estaba desterrada la idea de una reforma constitucional que le permitiese a Cristina Kirchner renovar el mandato. Ello, sumado a una autonomía y perfil propio que cultivó que acarreó roces con Nación, generó una desconfianza al mandatario en el kirchnerismo "duro" que nunca terminó de restituirse completamente.

Al final de esta extensa oferta aparece otro gobernador. Se trata del salteño Juan Manuel Urtubey. Proveniente de las filas de su predecesor y ultramenemista Juan Carlos Romero, luego se distanció por considerar la gestión en la provincia como un "régimen feudal". En 2011 obtuvo la reelección con el 57,2% de los votos. Fue otro de los tempraneros en anotarse en la pelea por la sucesión presidencial, y no descartó integrar una fórmula con Daniel Scioli. También es mirado con recelo por sectores del kirchnerismo. No cuenta con la bendición de la Casa Rosada.

La proliferación de tantos postulantes al interior de un solo partido, a priori, resultaría poco eficaz. Las PASO son un mecanismo que potencia la representación política, pero el elector debe poder percibir las diferencias entre cada uno de los aspirantes. Si la competencia es alta, la dispersión en un sinfín de listas atomiza el voto y las preferencias, lo cual debilita ese lazo de identificación entre sufragante y representante.

Por lo tanto, es posible que la aparición de tantos nombres tan sólo signifique la voluntad política de Olivos de "abrir el juego" al interior de su tropa. O bien, podría tratarse de una estrategia de distracción y una barrera de contención al poco confiable –y con mayor intención de voto Daniel Scioli, hasta que Cristina Kirchner aparezca como "gran electora" del Frente para la Victoria y elija sus sucesores preferidos. Aunque la titular del Poder Ejecutivo no tenga competencias formales a la hora de las candidaturas, su liderazgo para movilizar millones de votos hacia alguno de los postulantes será clave en los futuros comicios. Un pilar en el que los adversarios de la interna buscarán apoyarse.

Por: Juan Pablo Piscetta jpiscetta@infobae.com


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