ENTREVISTA ALEDO LUIS MELONI MEMORIAS DE UN COPLERO CENTENARIO
Domingo, 11 de mayo de 2014
En la música la palabra transciende y trasciende la emoción que uno tuvo al escribir una copla
Coplero melancólico y poeta excepcional. Aledo Luis Meloni nos abrió las puertas de su casa para dejar ver la sencillez y sensibilidad del legendario poeta. ESCHACO pudo compartir un bello momento, con un verdadero sabio de la vida.
La charla comenzó como la de personas que se conocen desde siempre, por eso la pregunta fue más que obligada: ¿Qué define a una persona? Una pregunta que admite múltiples respuestas, dependiendo de la perspectiva de cada quien. Definirse por lo que uno es y lo que hace sería una respuesta: “Soy una persona simple. Que escribió algún libro, que trabajó como maestro, en el periodismo y que no hizo una cosa que llame tanto la atención como los premios que le dieron, que no se ajustan al merito”, se definió Aledo Luis Meloni, y su vida bien la justifica.
Nació en Buenos Aires cuando apenas comenzaba el siglo XX y ya con el título de maestro llegó al Chaco. Arribó a estas tierras, por entonces desconocidas, seguramente sin sospechar que nos haría el honor a los chaqueños de conocer su obra. Dedicó más de 20 años a la docencia rural y los insondables caminos de la vida lo llevaron a las redacciones del Territorio y Norte.
Sus preferencias literarias justifican la fuerza de sus coplas. Entre sus escritores preferidos surgen los nombres de Antonio Machado y Horacio Quiroga: “Son los autores que me acompañan más”. Sin embargo confiesa que a la hora de escribir sus coplas, no tiene autores de cabecera.
Don Aledo revela que eligió la copla como medio de expresión, por “ser perezoso para escribir a máquina”. Pero qué pereza puede haber en una persona que entiende que “la poesía se escribe a mano porque la tinta y la sangre se hermanan en la poesía”, es como si dijera que la poesía emana de las entrañas y que no admite otro conducto que no sea la misma sangre del poeta.
Con la humildad con que acostumbran expresarse los sabios, evita todo el tiempo hablar de sí mismo. Pues entonces, no cabe sino remitirse a su obra para conocerlo. “Cuando veo un perro flaco y lleno de garrapatas; por asociación de ideas, que pena, pienso en la patria”, resultando ésta copla una metáfora de su exquisita sensibilidad social, que fue publicada en el libro “La copla de los lunes”. “La escribí en Norte. Sacaba los lunes una página política, un periodista hacia la prosa y yo la copla”, obra a las que refiere como “lo mejor que escribí”.
Sin embargo, al momento de valorar el género deja de lado su obra y exalta las palabras de un autor anónimo: “Yo soy quien pinta las uvas y las vuelve a despintar. Al palo verde lo seco y al seco lo hago brotar”. “¿Puede haber copla más hermosa? Daría las 500 que escribí por esa”, reconoce Aledo, al mismo tiempo que dejaba tomarse imágenes como un verdadero actor de época.
Como si la memoria hubiera registrado la sensación y no el lenguaje, no recuerda su primera obra. “Fue cuando estaba en el campo, cuando escribí mi primer libro editado”, refiere. La referencia al contexto hace sospechar que esa vida rural había condicionado e inspirado su primera creación literaria. Pero en el recuerdo de su última copla trasunta una melancolía: “indiferente a mi lado, ahora pasa la vida, me duele verla pasar como a una desconocida”. Sus palabras también se transmitieron mediante la música, y Aledo confiesa conmovido, que “en la música la palabra transciende, y trasciende la emoción que uno tuvo al escribir esa copla”.
“Me gusta ser jubilado”, confiesa Meloni con más de 100 años. “Tengo derecho a la jubilación”, exclama entre risas, y aclara que actualmente no se encuentra trabajando en ninguna obra. No obstante, nos deja una pequeña ventana abierta sentenciando que las ideas “vienen cuando quieren”, con la posible promesa de nuevas obras.
“La sencillez, la humildad y la sinceridad”, son cualidades que él destaca en los hombres y mujeres,que a su vez lo definen, y en él no es una pose. Un hombre con la experiencia de sus 101 años sobre la tierra no necesita posar, pues la simpleza de la que presume, traduce una gran sabiduría de la que no necesita alardear. Tan inevitable como la pregunta que abrió nuestra charla surgió, la última; cómo le gusta ser recordado: "Como una persona simple, que no hizo mal a nadie; que no quiso, como hubiera querido no hacer mal a nadie.
Solo esa característica, para definir a este centenario poeta coplero.