Yacyretá fue concebida para generar energía eléctrica y para garantizar la navegabilidad del río Paraná a través de los saltos del Apipé.
Su funcionalidad plena ha quedado demostrada una vez lograda su cota de diseño de 83 msnm en el año 2011 generando 20.000 GWh de energía por año; también cuando las obras complementarias ejecutadas en los últimos diez años en el perímetro de su embalse, a partir de la decisión estratégica del expresidente de terminar Yacyretá, que concretó la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, lograron soportar los embates del bravío Paraná -a mediados del 2013 y en estos días de junio de 2014- evitando que unas 80.000 personas que fueron relocalizadas de las costas argentinas y paraguayas fueran desplazadas de sus hogares por los avances de las aguas como cada década ocurría; y cuando comenzó a funcionar la exclusa de navegación que permite la circulación ininterrumpida del curso del Paraná en la zona.
En tal sentido Yacyretá ha cumplido acabadamente su cometido.
En los últimos días de junio de 2014 se ha desatado una andanada de comentarios periodísticos erróneos, sin ningún chequeo, que atribuyen a Yacyretá la responsabilidad de las inundaciones acaecidas aguas abajo de la hidroeléctrica. Nada más alejado de la realidad.
Yacyretá es una central hidroeléctrica de llanura proyectada y construída como “presa de pasada -que no cambia la forma del pulso hídrico del río Paraná- para un caudal promedio de 14.000 m3seg (erogando 13.000 m3seg por sus 20 turbinas) y para evacuar hasta 95.000 m3seg (proyección estadística de una inundación decamilenaria) por sus dos vertederos en casos de acometer caudales mayores a los normales del río.
Valga decir que Yacyretá no es una presa que almacena y regula el flujo del río Paraná, salvo que en caso de bajantes considerables garantiza -reduciendo el flujo vertido- la navegabilidad través de sus instalaciones.
Para poder descargar los caudales que el río aporta durante crecientes se utilizan los vertederos que se operan con criterios estudiados científicamente y puestos a prueba durante numerosas oportunidades a lo largo de veinte años de operación.
El criterio de operación de los vertederos -del brazo principal y del brazo Aña Cuá- durante grandes crecientes es ir evacuando las aguas en la proporción aproximada a la que existía en condiciones naturales a la altura de ambos cierres.
Esta forma de operar permite que para dichas situaciones, los niveles hidrométricos que se producen aguas abajo, en las inmediaciones de la represa (tramo Ituzaingó-Itá Ibaté) sean similares a los que existían en condiciones previas a la existencia de Yacyretá, no alterando por tanto el riesgo de naturaleza hídrica. Aguas abajo de Itá Ibaté, el río Paraná se unifica y por tanto ya no existe influencia de Yacyretá, por sus características de central de pasada.
Las grandes crecientes del río Paraná y sus tributarios seguirán existiendo.
El caudal afluente de 44.000 m3seg de este mes de junio ha sido de una magnitud extraordinaria que ha triplicado el caudal promedio anual del río Paraná. Yacyretá -estando siempre atenta- dió público conocimiento unas 48 horas antes del suceso, ni bien sus mecanismos de información daban alerta hidrológica.
Por lo tanto, no existen dudas de que la represa, y sus obras complementarias, permiten sobrellevar mejor esta situación climática extraordinaria, reduciendo significativamente su impacto en las poblaciones, a la vez que continuamos cumpliendo con nuestra misión de generar energía para toda la Argentina y el Paraguay.