Este miércoles la Cámara de Diputados restó minutos a la tarea de legislar para dárselos a otra función no menos importante como es debatir política.
Enmarañados en la discusión referente a la presentación de un libro, se produjeron fuertes cruces que pueden parecer innecesarios pero que representan a cabal conciencia, la realidad actual de la política personalista que muchas veces se ofrece a la ciudadanía, restándole valor e importancia a lo que significaron y deben significar los partidos políticos que son la verdadera base para sostener los principios más puros que el hombre ha ido plasmando en su devenir histórico. Hoy se pretende, de la mano de un supuesto pragmatismo, dar la espalda a estos cuerpos orgánicos que en todo el mundo representan las ideas de construcción ciudadana. Nunca una persona va a poder encarnar todos los valores de un partido político.
En el año 2008 critiqué fuertemente la derogación de la llamada ley de ética pública. Cómo voy ahora a desconocer los argumentos que se sostienen ante la agobiante campaña marquetinera que nos lleva a tropezar de manera permanente con la imagen o la voz de los pretendidos candidatos?
Muchos me han dicho que estos mismos pre-candidatos, están siendo estafados o engañados por sus asesores, ya que les hace creer que todo pasa por el montaje en escena. Y la política dónde queda? Pueden creer algunos que la gente es tan tonta todavía hoy? Creen que van a acompañar a un candidato que los hace caer en un bache que podría haber sido arreglado con el mismo dinero que se invirtió en un cartel o en un pasacalle que solo promociona su propio rostro?
Los 32 chaqueños que tenemos el privilegio de ocupar la banca de diputados donde el destino y el pueblo nos ubicó, no podemos dejar de ser la voz de toda esa gente que nos pide en la calle que hagamos política de verdad y recordemos que en las viejas fotos de los libros de historia, todavía se ven las marcas de los perdigones en las paredes de las casas que pegaron esos días de las revoluciones radicales.
Si tuvieron ellos el valor de defender con sus vidas esos principios, cómo nosotros pretendemos hoy ser herederos de ese legado si permanecemos callados ante la mentira, la corrupción, el personalismo, los entornos de aduladores y especuladores?
Debemos construir el mundo donde nos gustaría que vivan nuestros hijos. Para ello necesitamos coraje y decisión.