El monarca español abandonó el hospital donde se sometió a su séptima operación en tres años, esta vez por una hernia discal. “Estoy muy bien", aseguró
El rey Juan Carlos I de España, operado la semana pasada de una hernia discal, en su séptima intervención quirúrgica en menos de tres años, salió este sábado del hospital para proseguir en su residencia una reeducación que debe durar meses.
Vestido con una camisa azul sin corbata y con el cuello abierto, el monarca de 75 años, con expresión relajada, abandonó a primera hora de la tarde la clínica madrileña en que había sido intervenido el domingo.
Sentado en el asiento delantero derecho de un vehículo todo terreno gris con la ventanilla bajada, el rey saludó a los periodistas que esperaban a la salida. "Gracias a Dios estoy muy bien, no me duele la espalda ni nada", aseguró.
Poco antes, el gerente de la clínica, Gaspar Palet, anunciaba que el monarca había "cumplido de forma satisfactoria todo el proceso posoperatorio, por lo que se dan las circunstancias para darle con fecha de hoy el alta hospitalaria".
Juan Carlos I posa con el equipo médico y el de enfermeros que lo atendieron
Por decisión del neurocirujano que lo operó, Manuel de la Torre, y del jefe del servicio médico de la Casa Real, Miguel Fernández Tapia-Ruano, "don Juan Carlos iniciará la segunda fase (...) del plan de rehabilitación" en su residencia, precisó el gerente.
Juan Carlos I fue operado el 3 de marzo de una antigua hernia discal, que se había agravado en los últimos meses, y de un estrechamiento del canal raquídeo, donde se encuentran la médula espinal y las raíces nerviosas, que provoca dolor lumbar y en las piernas.
Tras la intervención, el doctor de la Torre había estimado que el rey precisará "de dos a seis meses para una recuperación completa", tras la cual no tendrá que volver a utilizar las muletas que ya se habían hecho habituales en sus últimas apariciones públicas.
El empeoramiento de la salud del rey, operado en siete ocasiones desde mayo de 2010, suscita inquietud coincidiendo con un deterioro de la imagen de la monarquía española -salpicada por polémicas y un escándalo de corrupción que implica a su yerno Iñaki Urdangarin- entre una población asfixiada por el desempleo y las políticas de austeridad.
En noviembre, se le implantó una prótesis en la cadera izquierda debido a una artrosis y en abril fue operado de la cadera derecha por una luxación. Días antes, los médicos le habían colocado en esa misma zona otra prótesis a raíz de una fractura causada por una caída mientras cazaba elefantes en Botsuana, lo que provocó que fuera repatriado de urgencia.
Antes, había sido operado de la rodilla derecha en junio de 2011 e intervenido de un desgarro en el tendón de Aquiles en septiembre del mismo año. Además, en 2010, al monarca se le extirpó un tumor benigno en un pulmón.