En el Chaco se impone un cambio en la Constitución
Cumpliendo 31 años del retorno al voto popular y habiendo atravesado los argentinos y los chaqueños contingencias políticas y sociales que, sin dudas, han cambiado la forma en que la gente visualiza la democracia y las exigencias que los ciudadanos plantean a la clase dirigencial, seguramente es tiempo también de adaptar las herramientas institucionales para que no se siga diluyendo la legitimidad de los gobernantes.
Es imperioso reaccionar ante una realidad que día a día nos demuestra que el Pueblo no se siente representado por su clase política. Este divorcio existente tiene muchos motivos y matices y tiene muchos “culpables” y al que debemos asignarle la auténtica gravedad y dimensión, genera en la gente la fuerte convicción de que quienes son elegidos para ser servidores públicos, solo se dedican a asegurar sus futuros personales y familiares y se desentienden de los problemas que sufre la Sociedad.
Esta situación, prolongada en el tiempo, podrá llegar a devenir hasta en una suerte de terrorismo de estado ya que la institución que por “pacto social” debe contener y asegurar los derechos del Pueblo y la denominada “interferencia intersubjetiva”, esto es El Estado y su personificación: los mandatarios, no se interesan en trabajar por y para la gente.
Se ha deslegitimado el valor que tiene ser Funcionario Público. De cualquier nivel.
La frustración existente en la población, se extiende también a los buenos políticos que sufren dos fenómenos asociados: ven prácticamente imposibilitada su labor positiva ante la fuerza de la maquinaria destructiva del status quo y además, deben aceptar calladamente y con resignación que los ciudadanos cansados y hartos de todo lo que pasa, los coloque en la misma bolsa de la corrupción, la inoperancia, el desinterés y la mentira.
Habiendo pasado más de tres décadas del regreso al voto popular y como homenaje a todo lo que costó ese retorno, con tantas muertes incluidas, debiéramos todos refigurarnos la necesidad de reformar nuestra constitución para que se asegure la representación popular.
El estado actual de la situación, ha devenido en la conformación de una oligarquía política tan nefasta como la que más. Esa oligarquía política actúa como todas han actuado históricamente, tratando de asegurarse la permanencia en el poder, configurando una verdadera casta y desentendiéndose de los intereses de la gente (aunque les guste auto identificarse como “gobiernos del pueblo de…”). Por ese motivo, el votante sale a buscar alternativas por fuera de la clase política tradicional aun sabiendo que administrar lo general es mucho más difícil que administrar lo particular.
Debemos ofrecer instrumentos legales modernos que aseguren la representatividad de la ciudadanía. Que sancione al que incumpla el mandato, que no permita el desinterés que demuestran los gobernantes por los problemas de la gente. De esta manera podremos construir una sociedad más solidaria y sobre todas las cosas, más justa.