En política convicción y temperamento van de la mano - EsChaco.com - Resistencia

Escribe Aldo Adolfo Leiva

Lunes, 1 de diciembre de 2014

En política convicción y temperamento van de la mano

"La política no es para nosotros un fin, sino solo el medio para el bien de la Patria, que es la felicidad de sus hijos y la grandeza Nacional". Juan Domingo Perón

La política como herramienta para la construcción social requiere de dos facetas fundamentales: Convicción y Temperamento, ello con la advertencia de que este último no es exclusivamente impulso, fogosidad o vehemencia; también implica: Temple, conducta e idiosincrasia entre otros factores. El General Perón nos enseño que la educación del alma, comprende la formación de la inteligencia, del sentimiento y de la voluntad.

El amalgamiento entre convicción y temperamento se nutren de inteligencia, corazón y voluntad por una causa; así se tendrá la fortaleza que haga a todo político capaz de vivir por un ideal. En nuestro caso como peronista debemos tener el máximo compromiso con la fé depositada en la doctrina que profesamos con la más profunda identificación de la mística justicialista.

Convicción y temparamento deben ser los pedestales sobre los cuales se debe consolidar toda unidad partidaria la que no solamente hay que plantearla en términos electorales sino también en una evolución; un proceso tendiente a crecer en el consenso desde lo metodológico con unidad de concepción para la acción. Convicción y temparamento en política deben ser los perfiles que permitan conformar una inmensa legión de apóstoles y mariscales del crecimiento y del desarrollo; en armonía y en paz. Políticos nutridos de convicción y temperamento habran de generar a todo partido la posibilidad de no detener el crecimiento como movimiento, una fuerza poderosa para construir política, todo con viabilidad cierta de que ello impacte como ejemplo en la ciudadanía como eje para la plasmar nuevas alternativas políticas innovadoras; con sentimientos puestos al servicio del bien común.

Convicción y temperamento proporcionaran a todo político, comenzando por la militancia y llegando a los cargos electivos, la disponibilidad a ofrendar lo mejor de cada uno para que desde su puesto de lucha trabaje por lo colectivo y no por lo sectorial, buscando, en lo práctico, una indispensable unidad metodológica mediante un debate serio y abierto; conjugando una discusión sobre las cuestiones de fondo con capacidad para regenerar y perfeccionar todo proyecto virtuoso. Permiten tener la iniciativa para seguir transformando, cambiando, generando y ayudando a plasmar y suscitar los cuadros políticos que el futuro necesita. Convicción y temperamento condicen al total apego a la verdad, dejan de lado la hipocresía, estimulan a la sinceridad, propician que los otros sean y se sientan libres. Incentivan a tener principios y solideces. No faltan quienes sostienen que tanto la razón como la fe son distintas formas de convicción sobre la base del raciocinioy la lógica. Estimulan e incitan al impulso del derecho a pensar, del derecho a aprender, del derecho a disentir y del derecho a tener posiciones acertadas o equivocadas.-

Una decisión de vida

Convicción y temperamento permitirán entender a la política como una decisión de vida abrazada al bien común; una vocación que implica sacrificar lo personal y lo privado en procura del bien de todos con la más alta predisposición y voluntad para trabajar con el objetivo de mejorar la calidad de vida de la comunidad pensando en la integración y en cómo sortear barreras sociales que tanto duelen, haciendo que se involucren todos los sectores de la vida social, política y económica de cada región.

Convicción y temperamento son potenciales agentes impulsores de la máxima participación ciudadana, más allá de la emisión del voto, propiciando la mas saludable discusión política como alternativa preponderante para concebir la capacidad de recrear ideas y haciendo las cosas indispensables en la construcción nuevas propuestas. Quien tiene convicción y temperamento no le culpa a otro de lo que no puede hacer; más bien asume la responsabilidad que le corresponde, en vez de estar analizando si quedan bien o mal mediáticamente las cosas que se dicen, o viendo si trae costo o no un costo político. Es el sentido común quien nos indica que convicción y temperamento van de la mano en política ya que son fundamentales para encontrar la motivación a la hora de llevar a cabo determinadas acciones, son requisitos condicionantes para ser positivo y confiar en que las cosas se van a realizar, se conseguirán, sirven, incluso para convencerse de que uno mismo está y estará bien.

Así la clase política debe estar dotada de convicción y temperamento al expresar por ejemplo su programa electoral pero también sobre las ideas que defienden y sostienen a su partido. Por eso, es esencial que toda expresión se formule con seguridad y confianza acerca de todas las ideas que se defienda y las medidas que se proyetan llevar a cabo.

En concreto, se considera imprescindible hablar y actuar con convicción y temperamento para animar a quienes escuchan no sólo para que se tome en serio lo que se dice sino también para conseguir apoyo. Como no sostener que en política convicción y temperamento van de la mano si los mismos especialistas nos dicen que son una especie de columnas internas que todos poseemos y que ejercen en nosotros un poder del que tal vez no estemos conscientes. Nos sirven de sostén, ya que nos apoyamos en ellas en momentos de duda o al tomar decisiones, y también nos sirven como guía en casi todo lo que hacemos y emprendemos.

Convicción es una idea política, ética o religiosa a la que una persona se encuentra fuertemente adherida con temperamento; sin convicción y sin temperamento es imposible superar las barreras que presentan un mundo tan competitivo en todos los rubros. Convicción y temperamento exigen en política a no responder las agresiones con agresiones, pero sí a decir las cosas con absoluta sinceridad, con nombre y apellido.-