A lo largo de la historia el espacio urbano funciono como un lugar de encuentro para los habitantes de las ciudades, intercambiando socialmente, haciendo negocios, ofreciendo espectáculos, expresando aspectos religiosos, políticos, ideológicos. Para que una ciudad tenga vida, tiene que existir la presencia de personas intercambiando y comunicándose. Si el espacio público está vacío, la vida en la ciudad es indiferente.
A partir del Movimiento Moderno y de la incorporación del automóvil a las ciudades se disparó una discusión en torno a la gradual desaparición de los espacios urbanos como lugares de encuentro e intercambio, que tuvo su máxima expresión de disconformidad en el libro "Muerte y vida de las grandes ciudades" de la crítica Jane Jacobs; considerado probablemente el libro más influyente en la historia de la planificación urbana a más de 50 años de su publicación. Una discusión que aun hoy se sigue dando en los ámbitos de la planificación urbana.
En nuestras ciudades latinoamericanas se siguen dando una multiplicidad de actividades que incluyen innumerables formas de comunicación entre personas. Desde una perspectiva social, pueden surgir mayores posibilidades de expresión individual y colectiva que en centros privados, pudiendo desarrollarse actividades más allá de las condiciones etarias, sociales o económicas que en otros espacios no tendrían cabida La infraestructura y el equipamiento destinado al espacio público urbano puede ser un importante mecanismo de redistribución e integración social, propiciando la continuidad de los usos existentes y mejorando sus condiciones, creando espacios accesibles y actividades polivalentes para que todos los vecinos de la ciudad puedan disfrutarlos. Es por ello necesario fortalecer los espacios urbanos públicos existentes y “conquistar” nuevos espacios, que con nuevas tipologías, ofrezcan al ciudadano alternativas de encuentro, intercambio y socialización. El discurso de la sostenibilidad sin espacios socialmente justos, abiertos, con posibilidades de intercambio y dotados de las condiciones necesarias para que en ello se realicen actividades ciudadanas, es vacío.
Adhiriendo al postulado del urbanista Jordi Borja, el desafío es hacer más ciudad sobre la ciudad existente. En el caso de Resistencia, potenciando puntos activos, repensando las alternativas de movilidad (la bicicleta y la peatonalidad) y siempre considerando a los espacios públicos como principal articulador de la ciudad que queremos.
Por el arquitecto Leandro Zdero Jefe de Gabinete-Municipalidad de Resistencia