Al hablar de narcotráfico y su relación con el delito, no podemos dejar de tomar la experiencia de Colombia y su “Milagro de Medellín” de la mano de Sergio Fajardo, por ese entonces alcalde de esa ciudad; un maestro matemático que en tres años, con bibliotecas y libros, transformó la ciudad de la droga en un lugar donde la gente busca y encuentra oportunidades para ser mejor “…la fórmula para reducir la puerta de entrada al mundo del narcotráfico es a través de opciones principalmente para los jóvenes, como educación y empleo….” sintetiza el ex alcalde y actual gobernador de la región de Antioquía.
Fajardo empezó su administración con una consigna, dar lo mejor a los más pobres: Los mejores parques, las más modernas escuelas, bibliotecas y espectáculos “…les devolvimos la dignidad a un pueblo que antes sólo recibía migajas y encima las agradecía…”.Cuando en el año 2010 le preguntaron en la Feria Internacional de Libro de Guadalajara (México) como lo había logrado, dijo “…si nos hubiésemos robado un solo peso esas cosas no estarían ahí…”.
Los especialistas identifican tres términos que son importantes diferenciar: el narcotráfico como red internacional de fabricación y comercialización en grandes cantidades, el microtráfico que abastece a las organizaciones de un determinado país y el narcomenudeo que suministra drogas en pequeñas cantidades para satisfacer las necesidades de los consumidores de una ciudad y al que están asociadas múltiples manifestaciones de conflicto social, violencia y criminalidad por el control del territorio.En estas redes de narcomenudeo los jóvenes que venden drogas suelen ser consumidores, situación que les permite conocer a otros consumidores a los que intenta convertir en sus clientes, todo esto usufructuado por adultos que participan de esa organización. La idea de que Argentina era un país de tránsito de la droga fue superada por la realidad de estos últimos años que habla de la radicación de los principales cárteles internacionales asociados a un ritmo creciente del consumo local. Ante la aceptación colectiva de ese nuevo escenario, las provincias debaten la aceptación de la Ley N°26.052 (modificatoria de la vigente N° 23.737/89) que permite a las policías y justicias locales combatir el narcomenudeo. Esa transferencia de responsabilidad debía ser aceptada mediante una adhesión refrendada por las legislaturas provinciales. Sin embargo, en la mayoría de las provincias la norma ni siquiera fue tratada. Ocho años después, sólo están adheridas Salta, Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y La Rioja. Uno de los motivos que llevaron a dejar de lado la ley 26.052 es la falta de recursos para absorber nuevos objetivos. Si bien la norma establece que el Estado nacional debe transferir una asistencia financiera, no se cumple ni siquiera en el caso de Buenos Aires. El último estudio nacional realizado por el Observatorio Argentino de Drogas dependiente de la SEDRONAR en el año 2011 en jóvenes menores de 19 años sobre consumo de sustancias psicoactivas y su relación con delitos que se cometen bajo la influencia de drogas, delitos que se cometen con el fin de conseguir drogas o delitos que se producen en el contexto de las operaciones de los mercados ilegales de drogas, muestran que la vinculación cercana que existe entre estos dos conceptos es del 30,2%.
La Quinta Encuesta Nacional realizada en la provincia de Chaco por ese mismo organismo a estudiantes de enseñanza media en 2011 indica que el 35% consume de manera frecuente marihuana, el 43,1% pasta base-paco, el 27,1% Cocaína, el 36,2 éxtasis y el 27,3 inhalantes. Los resultados arrojan otros datos preocupantes como que para el 70% de los estudiantes es fácil conseguir marihuana, para el 33, 7% es fácil conseguir cocaína, para el 24,6% es fácil conseguir pasta base-paco y para un 21,8% éxtasis.
Que hacer
Quienes pretendamos asumir el compromiso de conducir la provincia no debemos postergar la inclusión de esta problemática en la agenda política. No es imposible, solo se necesita la decisión política de hacerlo. Personalmente propongo adherir sin más dilaciones a la Ley Nacional N° 26.052, sería un paso importante ya que en su artículo 34 prevé que las provincias puedan adherirse para luchar contra delitos relacionados con el comercio, entrega, suministro o facilitación de estupefacientes “fraccionados en dosis” destinadas al consumidor.
A partir de allí el desarrollo de estrategias asociadas a áreas especializadas de la policía provincial conformando equipos interdisciplinarios psico-sociales para no tener un fin estrictamente represivo sino avanzar en las causas y eventuales soluciones y la creación de nuevas fiscalías provinciales que traten esta problemática a través de protocoles ágiles y efectivos, la desfederalización de delitos menores podría mejorar el servicio de justicia y la sanción.
Para que el resultado final sea exitoso, debemos volver la familia como pilar esencial de contención social, eso solo lo podremos hacer si somos capaces de recuperar la cultura del trabajo como la herramienta que le permite a un padre o una madre demostrarle a sus hijos que las cosas buenas y perdurables en el tiempo se consiguen con esfuerzo y dedicación a diferencia de las malas a las que se accede rápida y fácilmente pero con un fin trágico.
Todo ese proceso deberá estar acompañado de fuertes acciones en materia educativa. Recuperar la escuela formadora, que ningún pueblo o ciudad de nuestra provincia, por más lejano y pequeño que sea, se quede sin la posibilidad de contar con talleres de artes y oficios, más escuelas públicas de jornada completa que permitan acceder a apoyo escolar como al desarrollo de actividades complementarias como deportes, informática, idioma, actividades culturales, etc.
Seguramente este tema y esta propuesta va generar debates tanto en el ámbito político como de las competencias federales; me queda muy claro también que las fuerzas nacionales serían más efectivas si funcionaran y les correspondiera tratar este tipo de causas por las facultades y la amplitud de jurisdiccional; en hora buena, alguien tiene que tomar el toro por las astas, de lo contrario seguiremos teniendo las cárceles e instituciones de rehabilitación repletas de jóvenes a los cuales una efectiva reinserción se les hará muy difícil ya que serán devueltos a ese mismo medio hostil del que salieron.
(*) Dr. Livio Gutiérrez- Presidente Comité Provincial UCR- Candidato a gobernador del Chaco por Convergencia Social