FORO DE POLITICAS PUBLICAS DE LA MUJER PARA LA MUJER
Miércoles, 18 de febrero de 2015
18F: Qué pasa con lo que nos pasa?
La construcción social en nuestro país, necesita a todas luces de una ciudadanía activa, participativa, responsable, con alto compromiso futuro, donde debe tener lugar una formación política de carácter ético, epistemológico e ideológico. Actitud profundamente reflexiva en todos los estamentos institucionales y sociales.
La opción ético-política, es la misma cotidianeidad, la vida en todo sus colores. Esto se manifiesta en una serie de prácticas donde queda visibilizado nítidamente en primer lugar, la madurez o inmadurez de las mismas, teniendo en cuenta que los espacios públicos son utilizados generalmente, como catárticos, y no como lugares de incidencia en el campo de las políticas públicas, ni teniendo en cuenta o buscando la superación de las “crisis de paradigmas”.
En el plano de continuar una búsqueda de transformación humanizadora, dentro de los procesos y contextos sociales, se hace imprescindible re-pensarnos y cuestionarnos en profundidad sobre el rol que cumplimos como actores sociales, como sujetos atentos al “imaginario social del Nosotros”. Una ciudadanía deliberativa, respetuosa de las instituciones de las cuales formamos parte, no debe perder de vista la historicidad, sino que debe ir al encuentro de la realidad, dispuestos a estar receptivos al devenir trascendente colectivo, priorizando actitud y práctica ética en todos los procederes.
Hace falta, pues, actos de asunción de responsabilidad individual y colectiva, cultivar atentamente la coherencia, esa búsqueda de equilibrio entre el pensar y el actuar, la consistencia entre el hacer y el decir. Hace falta entender que, la deslegitimación de las instituciones democráticas, tiene como consecuencia la destrucción del poder popular, básicamente de la democracia, pilar fundamental de toda sociedad civil organizada.
Paulo Freire, ya nos advirtió con luminosidad: “La ideología fatalista, inmovilizadora, que anima al discurso liberal, anda suelta en el mundo. Con aires de posmodernidad, insiste en convencernos de que nada podemos hacer contra la realidad social que de histórica y cultural pasa a ser o tornarse “casi natural”.
Mantener viva la esperanza y el compromiso ético es urgente, llamar a pensar-pensarse-pensarnos en un marco de paz social es un reto que debemos asumir y poner en práctica para enraizar el sentido de pertenencia, planteando el diálogo como metodología enriquecedora y humanizante.