El juego de azar puede ser muy perjudicial para la conducta humana, en la medida que no pueda controlarse o ser controlado. Sabemos que el juego comienza siendo un pasatiempo, una diversión o una posibilidad de ganar dinero fácil, con el inexorable camino a la perdición por la necesidad imperiosa de recuperar la plata perdida, o devolver la plata prestada, y poder llevar a su familia el sueldo mal gastado.
eneralmente comienza a desarrollarse un espiral nefasto que afecta inexorablemente al individuo, a la familia y a la sociedad. Se pierde la noción del tiempo, las relaciones familiares, la importancia de compartir la vida con los hijos, y las responsabilidades laborales. Se entra progresivamente en un mundo oculto y peligroso, matizado por la mentira, el engaño, la usura, la delincuencia (robo, tráfico de drogas, lavado de dinero, homicidios, etc.) y el desmoronamiento emocional y psicológico del individuo, conduciendo al suicidio.
La ludopatía, adicción a los juegos de azar, está cobrando miles de víctimas en el país en la persona de padres de familia -hombres y mujeres- que se ausentan de sus responsabilidades esenciales, familiares y profesionales.
El control a los límites debe iniciarse en uno mismo, de lo contrario debe ser el estado el responsable del cuidado de la salud mental, física y social del individuo. Del punto de vista médico puede existir cierta predisposición a la adicción al juego, pero la gran oferta de salas de juego en toda la provincia acrecienta la puesta en marcha de la adicción y de todas sus consecuencias.
La ludopatía, es una enfermedad mental adictiva reconocida como tal en 1992 por la Organización Mundial de la Salud, si bien sobre los años 80 la Sociedad Americana de Medicina los englobó a los jugadores, drogadictos, alcohólicos, etc. en el mismo apartado de enfermedades de componente adictivo. El juego es un adicción a un determinado comportamiento, es decir, no tiene contenido de sustancias tóxicas, si bien muchas veces los jugadores son poli adictos: juegan y fuman, o juegan y se drogan, o juegan y se alcoholizan etc.
Los jugadores tienen una prioridad sobre todo lo demás: el juego. Se inventan y encierran en un mundo interior donde sólo se encuentran ellos y los tragaperras, partidas de poker, casinos, quinielas, loterías, deudas, ganancias, créditos y pérdidas económicas….... Las personas de su alrededor sobran y las rechazan sistemáticamente, sólo las necesitan cuando precisan conseguir más dinero o pagar las tremendas deudas que les genera el juego.
Otra característica importante y significativa de los ludópatas es que son mentirosos compulsivos. Se hacen expertos en el engaño y el fraude, ya sea a sus seres queridos, en el trabajo, con los amigos, etc.
Prometen lo que sea y a quién sea con tal de seguir jugando. No les importa la familia, la novias, los amigos, el trabajos, o los problemas con la justicia... el mundo son ellos y las máquinas, cartas, ruletas, black jack, apuestas on-line, etc.
Las autoridades provinciales no deben transferir la responsabilidad de aplicar los controles necesarios y las leyes que protejan a los ciudadanos de las conductas adictivas; y en principio no habría de promover más salas de juegos de azar de las existentes, respetando las normas logradas estos últimos años en el control del juego clandestino en manos de empresas privadas.
La sociedad también es responsable en el cuidado de las normas sociales y logros obtenidos en el control de la proliferación de salas de juego. Pensemos en el bien estar de nuestras familias y nuestra maravillosa juventud, ofreciendo lugares saludables de esparcimiento y diversión.
Dr. Salvador E. Cuño Medico especialista en Adolescencia Terapeuta Familiar Máster en Adicciones