Fue un placer haberte conocido - EsChaco.com - Resistencia

Gustavo Gamboa

Lunes, 16 de marzo de 2015

Fue un placer haberte conocido

Despedir a un compañero es difícil, a un amigo imposible y más aún cuando nos toca la tristeza de comunicar la partida de un periodista.

“Vos sabés que yo me chincho y protesto… pero siempre voy a escribir. No dudes de mí. La nota estará lista”. La frase la escuché tantas veces de los labios de Juan Pablo, el mismo periodista que siempre realizaba su trabajo tan rápido que a veces quedaba horas sin algo para hacer en la redacción. El texto terminado pasaba a Corrección muy rápido: casi nunca tenía un error. No sólo era un brillante redactor, también era un cultor único de la relectura y un fanático de la ortografía.

Ayer, su cuenta de Facebook se inundó de mensajes, en su casa los amigos desparramaron anécdotas, desde su fanatismo por River, el cariño que le tenía a KuRkO (su perro con quien hoy estará jugando en el cielo). Las frases justas en los momentos oportunos, el humor siempre preciso, esa risa contagiosa, las horas interminables de charlas, la adoración por su mamá (hijo único tan especial) y su abuela (la alegría de su alma), el amor por la vida y el disfrute de todos y cada uno de los instantes de sus 33 años.

Cuando un periodista no narra la noticia sino que se vuelve parte de ella es un muy penoso momento para todos aquellos que, de un modo u otro, compartieron tantas horas al lado del colega transformado en amigo. Y ayer no fue la excepción. Su compañero de años, con quien codo a codo entre mates describieron tantas historias, fue quien debió chequear la veracidad de un hecho que nadie quería creer. Y fue quien tuvo la tristísima misión de escribir el texto periodístico. Menudo trabajo que ninguno quisiera realizar.

Estas líneas podrían describir al muy buen periodista y mejor ser humano. Pero quizá, por su carácter tan peculiar, sería algo que “Tolo” no quisiera. Probablemente hubiera preferido que se lo recuerde en una extensa tertulia de las que tanto le gustaba disfrutar. O en el “tercer tiempo” de sus infaltables partidos de fútbol y pádel. Pero es necesario, imprescindible, dejar impreso en el diario que tanto quiso que la de ayer será, para siempre, una jornada de profundo pesar para la profesión abrazada. Nuestro amigo no será una estadística porque siempre estará vivo en la redacción, porque su impronta estará presente en cada nota de Policiales.

Con Juan Pablo, la amistad de los periodistas nació en las aulas de la carrera, en la redacción, en el sindicato, o en cuanto lugar se encontrasen dos colegas. Y después ese lazo creado se extendió a la vida misma que hay más allá del trabajo o la profesión. Fue así que Tolo transformó a quienes eran sus colegas y los forjó en un ejército de amigos, los mismos quienes, incrédulos, hoy lloran su partida.

Me tomo el atrevimiento y creo que no me equivoco al resumir en una frase el sentimiento de todos quienes te conocimos: “Juan Pablo, fue un honor ser tu compañero pero fue un inmenso placer haberte tenido como amigo”.

Gustavo Gamboa