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Gerardo Roberto Martinez
Lunes, 20 de abril de 2015
Carlos Piccoli, un luchador campesino
Carlos Servando Píccoli nació en Presidencia Roque Sáenz Peña (Chaco) el 23 de noviembre de 1950 en el seno de una familia de pequeños productores algodoneros de extracción radical. Fue el cuarto entre 6 hermanos. Siendo agricultor en la colonia Pampa Alegría, ubicada en las cercanías de su lugar de nacimiento, desde muy joven comenzó su militancia gremial y política en las Ligas Agrarias y los Centros Juveniles Agrarios, donde llegó a ser secretario general de la Unión de Centros Juveniles Agrarios Cooperativistas de UCAL y secretario general de la Confederación Nacional de Juventudes Agrarias Cooperativistas, pasando a constituirse así en uno de los dirigentes agrarios más representativos del Nordeste argentino.

Cuando el entonces dictador militar Alejandro Agustín Lanusse visitó Chaco en tren de conquista demagógica, tuvo que soportar que el joven Píccoli le recordase frente a cuatro mil campesinos movilizados, la complicidad de sus propios primos -Pedro y Antonio Lanusse- en la expoliación que los monopolios ejercían sobre el pequeño productor rural.

Perseguido antes y después del golpe cívico militar del ’76, Píccoli se “alzó al monte” del interior del Chaco, donde junto con sus compañeros de sueños, emprendieron la resistencia a los intentos de aniquilamiento de la dictadura. Este grupo, que llegó a ser legendario en la zona, desbarató uno a uno los operativos militares con el fin de capturarlos. En septiembre de 1978, Píccoli viajó al exterior para definir planes de acción política en su ámbito. Regresó para diciembre con el objetivo de reorganizar al campesinado por medio de las golpeadas Ligas Agrarias y lograr también la reunificación del peronismo en torno a sus banderas revolucionarias. En cumplimiento de dichas funciones, durante las últimas horas del 21 y las primeras del 22 de abril de 1979 –una semana antes de la primera gran huelga general-, Piccoli se trasladaba en bicicleta por el paraje Pampa Florida de la zona rural de Sáenz Peña , por un camino vecinal conocido como el cruce de Ramella que une la Ruta 95 con la escuela N° 143, cuando es sorprendido por un retén policial que estaba dispuesto
en función de ubicar a lo que denominaban "delincuentes terroristas prófugos" entre quienes estaba Carlos Píccoli.

Este retén, constituido por los dos agentes de la Brigada de Investigaciones de Sáenz Peña armados con un fusil F.A.L y con una pistola ametralladora P.A.M. 3, lo sorprenden con disparos en la noche en el medio del campo. De la autopsia realizada surge que Piccoli presentaba una herida mortal de arma de fuego en el cráneo que por sus orificios de entrada y salida, dan indicios que no se trató de un enfrentamiento y sí de una ejecución para eliminar ese foco de resistencia y militancia rural que luchaba por un mejor precio del algodón y otras reformas que no pudieron establecer. Al momento de su asesinato tenía 28 años y seguía
siendo el Secretario General de la Unión Cooperativista.

La lucha agraria costó mucha sangre, pero muchas de las
reivindicaciones planteadas por la Ligas Agrarias, son hoy una
realidad. Se cuenta con un Estado activo y presente en el campo
argentino. A nivel nacional se ha creado la Secretaría de Agricultura Familiar en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, el INTA ha creado el Centro de Investigaciones para la Pequeña Agricultura Familiar, existe el Monotributo para la Agricultura Familiar a costo 0, el Registro Nacional de Agricultura Familiar y el Registro Nacional de Organizaciones de la Agricultura Nacional, las organizaciones campesinas constituyeron, con el apoyo del Estado, el Foro Nacional de
la Agricultura Familiar y la Federación de Organizaciones Nucleadas en la Agricultura Familiar. En el Chaco contamos con la Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, con la Ley de Consorcios de Servicios Rurales y el Instituto de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar.

Queda todavía mucho por realizar para tener un campo poblado con agricultores que produzcan y alimenten a nuestro pueblo, viviendo en condiciones dignas, con todos los servicios que cuenta un poblador urbano. Hay que continuar trabajando para industrializar la ruralidad, agregando valor en origen a nuestras producciones, para que el excedente recicle en la propia zona de producción. Se debe estatizar el comercio exterior, para que sea el Estado y no el mercado a través de unas pocas firmas oligopolicas y transnacionales, quien lo regule y lo administre, para que las ganancias, fruto del esfuerzo del productor, se vuelquen hacia la propia producción.

A 36 años de su muerte, se recuerda a Carlos Piccoli y a sus
compañeros de sueños, ya que la memoria, la verdad y la justicia son condiciones necesarias para la identidad de un pueblo y la elaboración de un proyecto de futuro. Carlos María Gutiérrez y Guerra, en su Milonga del Fusilado, dice:

No me pregunten quién soy,
ni si me habían conocido,
los sueños que había querido,
crecerán aunque no estoy.
Ya no vivo, pero voy
en lo que andaba buscando,
y otros que siguen peleando,
verán nacer otras rosas,
que en el nombre de esas cosas,
todos me estarán nombrando.

Presidencia de la Plaza (Chaco); 20 de abril de 2015


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