La historia de los pueblos es la sumatoria de las historias de quienes vivieron en esos pueblos, la sumatoria de las historias individuales que ayudaron a construir una historia colectiva. Para entender nuestro presente, se hace necesario saber de dónde venimos, ya que la actualidad es la consecuencia del pasado y este presente es la consecuencia de aquel.
Recordar la historia de las personas es rendir un homenaje a quienes construyeron la historia de Presidencia de la Plaza a través de su trabajo en las instituciones, en su vida individual, en su comunidad. Domenico Strada dice: “Recuerda el pasado solo si puedes aprender de él”. Y para aprender nuestra historia, para rendir homenaje a quienes construyeron este presente que vivimos, es bueno rendir homenaje en vida a quienes han sido sus protagonistas.
El 13 de mayo de 1929 nacía en el Lote 69 de la Colonia Hipólito Vieytes, Rodolfo Pedro Serafini. Nieto de friulanos que llegaron al entonces Territorio Nacional del Gran Chaco en 1878 e hijo de descendientes de aquellos que se instalaron en 1896 en Machagay, trasladándose posteriormente a lo que por ese entonces era el departamento Coronel Martínez de Hoz. Estudió en la escuela 131 de El Paraisal, a la vera de la Ruta 7, donde fue alumno de Carlos Anabia, quien, junto con su esposa María Rosa Allanís, habían llegado desde Buenos Aires con su vocación y su formación de maestros. Esta escuela fue cerrada y trasladada a su nueva ubicación en el Barrio Malvinas Argentinas en la década del ’90.
En el patio de la vieja escuela aún se conserva un árbol que fuera plantado por Don Rodolfo cuando este era alumno. Por su buen comportamiento, el maestro lo designó mensajero, siendo el encargado de recibir y entregar las cartas que llegaban para los pobladores de la zona.
A los 24 años se casó con Dalila Neila Medina Sánchez, doña Pilú, independizándose de sus padres. Con su ánimo emprendedor, se dedicó a la producción algodonera, siendo un permanente colaborador de las experimentaciones que desarrollara el INTA en la zona; en su chacra implantó una quinta de más de 100 árboles frutales; con la colaboración de su esposa, nunca faltó la huerta y los animales de granja, destinados a contribuir a la alimentación de la familia. Fue uno de los primeros y pocos chacareros que en su campo instaló un grupo electrógeno para abastecerse de energía eléctrica.
Su padre fue uno de los socios fundadores de la Cooperativa Agropecuaria Unión y Progreso y él fue un activo partícipe de la vida institucional de la misma, donde ocupó diversos cargos en el Consejo de Administración. Su espíritu cooperativista lo llevó a integrar el grupo de personas que en 1997 fundara la cooperativa de electrificación rural Las Colonias, destinada a llevar la energía eléctrica al campo placeño.
El Club Comercio de Presidencia de la Plaza lo recuerda como un hincha ferviente y un dirigente comprometido con las actividades sociales, culturales y deportivas que en el mismo se desarrollaban. Aunque debió trasladarse a vivir a la ciudad, sigue con su corazón afincado al campo donde nació, donde se crió, donde vio nacer y crecer a sus hijos, donde esperaba a sus nietos y bisnietos que lo iban a visitar. Hoy su espíritu emprendedor no ha decaído y sigue pensando en cómo hacer para mejorar el rodeo vacuno que esta criando su nieto, en cómo mejorar las instalaciones, en cuáles son las mejores pasturas. Rodolfo Pedro Serafini, un luchador que ayudó con su espíritu emprendedor y solidario, a construir la historia de Presidencia de la Plaza.