Ramón Acosta: Criatura de guitarra - EsChaco.com - Resistencia

Bosquín Ortega

Lunes, 24 de agosto de 2015

Ramón Acosta: Criatura de guitarra

Hoy, el Chaco es un responso de guitarra. Desnació, Ramón Acosta, criatura de guitarra. Ascendido al mástil del diapasón, con un ala prima y un ala bordona, inició su vuelo de cósmica travesía hacia las esferas celestes que Pitágoras intuyó en el Universo como las formas aéreas de un orden musical.

Ramoncito -inmenso diminutivo, aceptado con humilde altura- donó su vida al arte del árbol tenso por seis cuerdas al que transfiguró en la rama sonora de su corazón.

Virtuoso del instrumento, sólo cuando ejecutaba. Su persona vestía la prenda de la modestia. Hablaba, cuando tocaba. Su genio (que lo tuvo, y mucho) cruzaba el ecuador de los escenarios notables, de los tablados de peñas barriales y de los patios de vigilia sencilla con la destreza y equidad de su oficio profesional, porque pulsaba su viola desde “el nivel exacto del hombre”, como pedía León Felipe a sus pares de tierra.

Un botón, basta para muestra. Fue invitado a interpretar el Himno Nacional Argentino, en un inicio de sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación. Invitó a José Ángel Aranda a que lo acompañara desde su impecable tenorismo. Al tercer arpegio, el hemiciclo del Parlamento, caja de resonancia perfecta, fue anegado por la ligadura de sus matices y la tesitura de sus escalas. El sonido fue aroma en sutileza que ascendió a la cúpula, circuló entre los palcos y balsamó el previo nervio de la sala. De pie, los tribunos premiaron, unánimes, las sendas cuerdas de Acosta y Aranda. Resuena en el recuerdo, aquel eco épico.

Después de aquel reconocimiento admirativo Ramoncito prefirió la tertulia de amigos, el coloquio íntimo y el rincón discreto donde encarna, discreta, la liturgia laica de la fraternidad.

Sabía equilibrar el vértigo de la megalópolis y el reposo de la suburbanidad porque lo habitaba la apertura ecuménica del artista y el ciudadano que encuentran al cercano en el vecino, al prójimo en el semejante y al otro en el mismo.

Tuvo escena, esquina y camino que aquilató y destiló entre sus latidos y sus metacarpos para honra de su guitarra y honor de su vocación. Fue fiel a su destino. Vivió y tocó, pasó y dejó su presencia de belleza y su búsqueda de armonía.

Bosquín Ortega.

N/R: Ramón Acosta era Profesor Superior de guitarra española y guitarra eléctrica, de bajo y órgano eléctricos; de Teoría y Solfeo; de Armonía Coral; arreglador y director musical. Dirigió la Orquesta Popular de la Universidad Nacional del Chaco Austral, en Presidencia Roque Sáenz Peña.

Fue calificado, por un jurado de profesores de nivel nacional, como el guitarrista por excelencia de las últimas décadas en la provincia del Chaco, y ubicado entre los diez instrumentistas más versátiles de la Argentina. Realizó numerosas giras por el país como solista instrumental y se desempeñó como arreglador y director musical en más de ochenta trabajos discográficos.

Acosta recibió una distinción del Consejo Municipal, de Sáenz Peña, con un premio a la Trayectoria Profesional y un Reconocimiento al Mérito, por la Subsecretaría de Cultura del Chaco, ambos en 2008.

Participó en el ciclo “Pertenencias”, en el salón del Fondo Nacional de las Artes (Capital Federal), y se desempeñó como director artístico del Complejo Cultural Centro Chaqueño, de Sáenz Peña, en 2009. Hasta hace unas semanas, desempeñó el cargo de Secretario de Cultura, en el municipio de Campo Largo y participó del ciclo Corredor Musical, organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación.