Comienza la primera parte del proceso contra 84 agentes por la matanza de 111 presos ocurrida en la cárcel de Carandiru, en Sâo Paulo, hace 21 años
Este lunes comenzó la primera parte de un proceso histórico contra 84 policías militares, acusados de haber sido los causantes principales de la matanza que en 1992 convulsionó a Brasil.
El proceso tendrá varias partes. Este lunes el proceso iba a arrancar con el juicio de 26 de los acusados, ocho de los cuales siguen activos en el cuerpo de policía. Sin embargo, la sesión se retrasó finalmente al día 25 al encontrarse mal uno de los jurados.
Cada parte del juicio tendrá un intervalo de cuatro meses, dada la complejidad del mismo y las pasiones que despierta. Y su resultado será clave para conocer lo que la sociedad brasileña ha cambiado o no en los 21 años transcurridos desde aquella matanza.
En aquellos años el lema en las calles era “el mejor criminal es el criminal muerto”, lo que suponía una especie de absolución a los policías que poco se preocupaban de detener al supuesto delincuente vivo.
Sin embargo, hoy se piensa que aquella masacre perpetrada en la tristemente famosa cárcel de Carandirú, destruida en 2002, fue lo que dio vida al grupo PCC (Primer Comando de la Capital), formado por presos dentro de las cárceles y que desde entonces ha ejercido justicia por su cuenta en los presidios. Un grupo que, con estatutos propios, ordena desde dentro los asesinatos de policías, directores de presiones, jueces etc y que paralizó varias veces la ciudad de São Paulo con decenas de autobuses públicos incendiados, muertes de policías y cierre de comercios.
Los nombres del primer bloque de los 26 policías que han empezado a ser procesados no fueron publicados, ante el temor de represalias por parte de los comandos dentro de las cárceles.
Y si las mujeres están aún muchas veces ausentes en las instituciones más importantes de la sociedad brasileña, en este juicio, ellas son protagonistas. El abogado defensor de los 26 policías militares acusados es una mujer, Leda Ribeiro de Souza, y de los siete jueces populares, cinco de ellos también lo son.
Se ha dispuesto un imponente sistema de seguridad para defender a todos los que tomarán parte activa en el histórico proceso, que será un verdadero test político para dilucidar si la policía de Brasil, que aún hoy es de las que más mata del mundo, goza todavía de gran impunidad apoyada por una cierta complacencia de la opinión pública.