2 de abril de 1982: Aniversario de la gesta de Malvinas
El Área de Investigaciones Históricas del Museo del Hombre Chaqueño, recurre a la memoria colectiva de los argentinos para evocar aquel intento de recuperación del archipiélago arrebatado por los piratas ingleses en 1833.
La más genocida dictadura cívico-militar de la historia nacional, que gobernaba la Argentina desde 1976, jugaba su última carta política al saber que no había vuelta atrás en el proceso de deterioro nacional e internacional por tanta barbarie cometida contra el pueblo del país. Y fue nada menos contra la flota armada de Gran Bretaña, la más potente del mundo que contaba además con el apoyo de los países aliados de la OTAN, del pentágono y la CIA norteamericanos, la Comunidad Económica Europea y de algunos sectores militares de gobiernos latinoamericanos.
Era la crónica de un final anticipado. De nada valieron los esfuerzos, el coraje, la bravura y el ingenio de las tropas nacionales, conformadas en un 65% por jóvenes sin adiestramiento militar del litoral de la república, fundamentalmente de las provincias de Corrientes y Chaco.
Los pertrechos, la logística militar del enemigo, a los que debe sumarse el aire triunfalista de los medios de comunicación amigos de la dictadura y el accionar salvaje de algunos jefes militares argentinos del teatro de operaciones, más preocupados por el disciplinamiento de los soldados argentinos que por combatir al enemigo; hicieron posible la derrota las fuerzas combinadas de nuestro país.
Ante una causa justa, la lucha contra el colonialismo inglés, o de cualquier otra potencia internacional, el pueblo argentino y la mayoría de los países latinoamericanos; llevaron adelante acciones de solidaridad, muy pocas veces visto en este escenario sudamericano.
El 14 de junio de ese año, las desgastadas tropas argentinas entregaron sus armas en señal de derrota, pero las secuelas de la guerra aún perduran en los cuerpos y en la mente de los combatientes que volvieron con vida de Malvinas. El proceso de desmalvinización que siguió a la guerra fue parte de un operativo de una dictadura en retroceso que pretendía invisibilizar su derrota.
Las batallas diplomáticas, entre las cuales merece destacarse el proyecto presentado en 2008 por el gobierno nacional para que Naciones Unidas reconociera los verdaderos ímites de nuestra plataforma marítima y que se acaba de aprobar, es un paso adelante en esta lucha por el reconocimiento definitivo de nuestra soberanía sobre las Islas del Archipiélago Atlántico.
Por todo ello, este 2 de abril debe ser un día de reflexión, que convoque a los argentinos a renovar su fuerza, su conciencia y sus batallas culturales, por la reivindicación de los soldados que quedaron en las islas, y por efectivo cumplimiento de los Derechos Humanos de los que volvieron de la guerra, como así también por la descolonización de todos los territorios que aún permanecen en manos de los usurpadores históricos.