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Por Luis Obeid
Domingo, 22 de mayo de 2016
Unos gobiernan, mientras otros siguen jugando a la política
La Argentina se ha convertido en una nación de polos opuestos. Hay dos países en uno, como dos espejos que se observan y a su vez se reflejan entre sí, como hermanos que se encuentran en los gestos del otro, pero no se entienden. En estos últimos días, vivimos más párrafos de esta historia de distancias y lejanías, de discursos sordos y caprichos políticos.


Tenemos dos países. Por un lado vemos este país del reclamo: podemos hablar y debatir, pelear incluso, decir libremente hasta lo que pueda resultar intolerable para los otros. Porque así debe ser: los argentinos tenemos que dejar atrás el silencio, el temor a expresarnos y el miedo a la represalia. Pero no debemos caer en discursos vacíos.

Hoy existe un país que renace, en el que se logran acuerdos históricos, con el Chaco presente, en el que nuestra provincia está incluida, pero con racionalidad, seriedad y planeamiento. Este país tiene un nuevo gobierno que no recurre a la demagogia ni a los amiguismos políticos, que no necesita de plazas donde el ruido oculte la desidia, donde las sonrisas forzadas tapen la extorsión a los gobernadores fieles. Hoy la mesa es amplia, el Chaco tiene su lugar y nadie se lo va a quitar.

Unos gobiernan, mientras otros siguen jugando a la política.

En estos días, la Nación acordó con el Chaco la devolución histórica de fondos coparticipables, créditos, la puesta en marcha del Puerto Las Palmas. Y vayamos por más, por el gasoducto, por las rutas que faltan, pero vayamos con trabajo y sentido común, busquemos las herramientas financieras para que se hagan las obras, que no llegarán con caminatas para buscar una foto, ni volantes que terminan en el cesto de la basura.

Hoy tenemos un país en el que un gobierno asiste a las provincias, otorga libertades, elimina los cepos, paga los sueldos e incrementa el salario mínimo, y todo a pesar del incendio que nos dejó casi en ruinas, del despilfarro y el engaño. Este país a muchos nos les conviene.

Sabemos también que hay muchos hermanos que viven el país real, que están angustiados y la pelean todos los días para salir adelante, golpeados por la inflación y esta dura transición. Eso nos duele. Ellos deben ser lo primordial en tiempos de tormenta y merecen siempre recibir la verdad.

Para ellos debemos trabajar, unos y otros. Juntos.

Somos dos países, pero debemos avanzar con insistencia y paciencia, para que volvamos a ser uno solo, el que nos merecemos de una vez por todas.

Por Luis Obeid, diputado provincial del Pro Chaco.


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