Todas las personas tenemos un don: el “don de la resistencia”, aunque muchas de nosotras pensamos que no lo tenemos. Tenemos la habilidad de reponernos emocionalmente aunque pensemos que tal o cual problema nos terminará enfermando o matando. Y para dejar atrás esta situación que nos limita y nos paraliza necesitamos actuar sabiamente.
1. En primer lugar, no permitas que lo que te pasó te defina como persona. El dolor, el fracaso, la angustia, la tristeza, esa situación inesperada te defina como persona. Luego de cada error, de cada crisis, hay nuevas oportunidades que te estarán esperando. Debemos saber que perder no nos convierte en fracasadas o en perdedoras. Solo es un tropiezo.
2. En segundo lugar, sé libre. Para ser sabia sobre cómo resolver esa crisis y no enfermarte necesitarás liberarte del sueño que te ahoga. Soñar está muy bien, pero muchas veces soñamos con cosas que son perfectas y no siempre podemos alcanzar ese ideal. Por ello es que necesitamos liberarnos de la tiranía del sueño perfecto. Al hacerlo no sufrirás ni angustia, ni tristeza. Enfocate en la realidad, pon tus ojos allí; el sueño perfecto solo termina ahogándonos.
3. En tercer lugar, construye a partir de la decepción. Ser humilde significa entender, comprender que no todo lo que pasa en la vida tiene que ver con nosotras. Que no todo éxito y no todo fracaso tiene que ver conmigo. No todo está relacionado con nosotras. Aprendamos a construir sobre la realidad. Tenemos la habilidad de tomar cada pedacito de nuestro sueño roto y transformarlo en escalones para subir al próximo sueño. No a un sueño perfecto, sino a un nuevo proyecto pisando la realidad.
4. Y en cuarto lugar, madurar. Las mujeres debemos darnos tiempo. Así como queremos que todo suceda “ya”, así de rápido queremos ser maduras, “ya” salir de esa circunstancia adversa y no vemos ni valoramos lo que nos ocurre en ese tiempo de proceso.
Siempre hay nuevas oportunidades para comenzar nuevamente. Solo necesitamos ajustar nuestro sueño, y esperar siempre lo mejor.
Recuperá la confianza en vos misma, sacá a luz esa fuerza, esa potencia y esa resistencia que te hace única y que te anima a no abandonar la carrera. Sabé que cuando la resistencia es puesta en marcha estarás mucho más cerca de aquello que quieras vivir. No importa el error o lo que no lograste, importa que vuelvas a insistir, seas tenaz y sepas que tarde o temprano lo vas a lograr.