Empleo: Entre la sinceridad de los números y la ilusión del populismo
Tomando como referencia el censo del año 2010 (última medición oficial disponible), la población del Chaco es de 1.055.000, con la siguiente composición de edades: 105 mil mayores de 60 años, 390 mil menores de 18 años, 560 mil entre 18 y 60 años. Esta última no es la PEA (Población Económicamente Activa), si no el segmento de quienes están en edad de trabajar.
Según el Ministerio de Trabajo de la Nación, el empleo en el Chaco se compone de 83.000 empleados públicos provinciales (el doble que hace 10 años), 13.000 empleados municipales, 74.000 del sector privado* y 30.000 de otros empleos y ocupaciones (empleo público nacional, cuentapropismo, etc.), para un total de 200.000 empleos registrados.
Según estos registros entonces, de 560.000 chaqueños en edad de trabajar (entre 18 y 60 años), solo trabajan 200.000, el 35%. O sea, un 65 % no trabaja, no está registrado o está desocupado.
Sin embargo, cuando el INDEC mide la tasa de desocupación en la provincia (junio 2016), la misma da un porcentaje totalmente alejado de esa realidad: el 4%. ¿Cómo se explica esto? ¿Cómo es posible que hasta un gobernador se haya animado a anunciar que la desocupación en el Chaco era cero, que teníamos plena ocupación?
Básicamente, por la metodología que ha venido utilizando el INDEC al realizar la Encuesta Permanente de Hogares. Este relevamiento, al momento de identificar el sector demandante de trabajo, solo tiene en cuenta a la Población Económicamente Activa, la cual incluye exclusivamente a aquellas personas que o están trabajando o están buscando activamente un trabajo. Por lo tanto, no registran como desocupadas a todas aquellas personas que, por diversas razones, no buscan trabajo registrado, a pesar de no tenerlo y de estar en el rango de edad para hacerlo (18 a 60 años).
La diferencia es enorme. Según se aprecia, de cada 100 chaqueños en edad de trabajar solo trabajan en blanco 35; pero las mediciones disponibles no visibilizan a los 65 restantes, solo reflejan que 4 de esos 65 buscan trabajo.
Parte de esa gran distorsión se explica cuando, según el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en el Chaco se pagan 82.198 pensiones por invalidez (un 15 % de la población en edad de trabajar) y que para quienes las reciben es incompatible tener un trabajo.
Ante la sinceridad de los números, se impone un debate más profundo sobre el tema laboral en el Chaco. El trabajo genuino, del bueno, el que mejora la productividad y la competitividad, es un factor clave para alcanzar la provincia que queremos.
Vemos todos los días las protestas de los movimientos sociales. Es evidente que profundizar un modelo que apuesta al asistencialismo permanente y al aumento insensato de un empleo público que condiciona cualquier administración, no son el camino aconsejable para dejarle una mejor Provincia a las futuras generaciones. En definitiva, el populismo como plan de gobierno, no es la solución para mejorar la calidad de vida de los chaqueños; al contrario, es lo que ancla cada vez más a los sectores postergados de nuestra sociedad a la alarmante dependencia del clientelismo político.
Este contexto tiene un agravante al que pocos quieren referirse: las escasas gestiones provinciales que precisamente no han generado excesos en la incorporación de empleados públicos, no tuvieron el reconocimiento adecuado por hacer justamente lo que correspondía, especialmente del sector privado que es el que con sus impuestos sostiene el gasto publico. Síntoma inequívoco de lo que las prácticas populistas pueden llegar a hacer en la conciencia de la sociedad.
* Detalle de empleo privado:
Rurales 8.000
Industria 7.000
Construcción 9.000
Comercio 20.000
Transporte, servicios, Bancos, enseñanza, otros 30.000