Los pronósticos al inicio de 2016 y los resultados
Durante 2016 publiqué diversos artículos con el objeto de marcar mi posición respecto de las decisiones adoptadas por el presidente Mauricio Macri. Lamentablemente no me equivoqué.
El PIB con los datos finales caerá 3 por ciento. La inversión privada -5 por ciento. La inversión pública -12 por ciento. El desempleo terminará en dos dígitos (se estima 10,2 %, casi 5 pp respecto al 5,9 % del último trimestre del año 2015). Actividad industrial con caída del 7,2 por ciento anual y consumo con reducción del 5 por ciento anual.
Todos los indicadores macroeconómicos fueron negativos. Lo único que aumentó es la deuda en 52.000 millones de dólares consolidando Nación, Provincias y Corporaciones Económicas. Financiamos la fuga de capitales en 36.000 millones de dólares y logramos un acuerdo ruinoso en detrimento de los intereses de nuestro país con los fondos buitres.
Todo el tiempo muchos analistas y conspicuos miembros del gobierno hablan de un crecimiento de la economía. El nuevo ministro Nicolás Dujovne descubrió la fórmula del éxito que merece el premio Nobel de Economía: bajar impuestos, aumentar el gasto por infraestructura y reducir el déficit fiscal. Si logra esta combinación eficiente de bajar impuestos, aumentar el gasto y reducir el déficit al mismo tiempo, estamos ante la presencia de una mente lúcida no descubierta por el país por nuestros propios egoísmos.
Nosotros pretendemos advertir que si esta combinación funciona debemos inscribir la patente de inmediato, pues no solamente el dulce de leche o la birome serán nuestros logros, también seremos inventores de la fórmula mágica de un buen gobierno.
Escenario adverso
El problema que enfrenta la economía argentina se inscribe en un escenario internacional adverso con efecto de Brasil pero también del aumento del proteccionismo económico y la reducción de la tasa de crecimiento de la economía mundial como así también del comercio internacional. Por primera vez en una serie estadística de 35 años la tasa de intercambio comercial es inferior al crecimiento del PIB mundial que de por sí es la mitad del primer quinquenio de la década pasada.
Los factores potenciales de crecimiento económico están en el consumo, en el gasto público, en las inversiones y en las exportaciones. Para estimular la demanda agregada vía exportaciones es preciso tener un escenario de precios internacionales favorables y también demanda por parte de los países que compran nuestros países. Nosotros tenemos menor demanda, precios bajos y un tipo de cambio que ha quedado rezagado como consecuencia del proceso inflacionario de más del 40 por ciento durante el ejercicio 2016.
Estimular el consumo
Para estimular el consumo es preciso potenciar el empleo y mejorar el poder adquisitivo de los salarios que se redujeron entre 6/12 por ciento durante el año 2016. Pero además, en un contexto de proteccionismo internacional la apertura indiscriminada de importaciones, la flexibilización de los controles de la administración de comercio y la reducción del poder de compra del salario es un arma letal que conspira contra cualquier indicio de recuperación de la economía.
Si no hay aumento de exportaciones por efecto cantidad y precio, y por menor valor agregado, si no hay aumento del consumo, si hay restricciones en materia fiscal para promover inversión en infraestructura con efecto multiplicador para generar empleo en cantidad y calidad aceptable eso quiere decir que la única fuente viable es precisamente la inversión privada.
Pero precisamente la inversión privada requiere de dos condiciones: a) rentabilidad de la misma por oportunidades de mayor número de ventas en el mercado interno y exterior, b) tasas de interés favorable para garantizar una tasa interna de retorno aceptable a los efectos de asumir el riesgo adecuado.
Depender de inversión extranjera directa en este contexto, desconocer el rol del mercado interno y castigar a las PYMEs locales y a la industria nacional no es una buena guía.
El límite del programa económico para el año 2017 es el resultado electoral y las restricciones externas en materia de colocación de deuda pública. Ambos factores combinados acabarán con la suerte del gobierno y con sus expectativas favorables en parte del pueblo argentino.
Es preciso observar con detenimiento estas cuestiones, pues lo que se destruye en un instante no se reconstruye en forma inmediata. Y los indicios son verdaderamente preocupantes. Se asoman los primeros pasos de la intervención del FMI y el aroma que se respira no es nada bueno.