El comercio fue desde antiguo el motor de la humanidad, con los Fenicios, y aun antes, hasta los avances internacionales de imperios como el Norteamericano fueron movidos por la necesidad de obtener mercados. Las guerras fueron generalmente motivadas por razones comerciales, y esto no es casual, porque el comercio es lo que permite mejorar la calidad de vida de un país. La forma de satisfacer las necesidades es con crecimiento económico, y esto se logra con comercio.
La globalización, proceso que sufrió un impulso exponencial en la segunda mitad del siglo pasado, fundamentalmente luego de la segunda conflagración mundial y el advenimiento de procesos de integración regional como la Unión Europea, que reconoce como origen en la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) de 1951, y luego otros como el NAFTA, el ASEAN, la Comunidad Andina, el mismo MERCOSUR entre otros, con marcos regulatorios e instituciones cada vez más fuertes como el GATT y su seguidora la OMC, mostraban un mundo organizado en bloques. La idea era potenciar las ventajas competitivas como la cercanía, unificar mercados, levantar barreras y aranceles, para competir en mejores condiciones en un mundo agresivo. En resumen un grado de entendimiento mayor, entre varios estados, como oposición al modelo de acuerdos bilaterales.
Los teóricos de la economía y del mercado habían sustentado la necesidad de la apertura comercial y la paulatina baja de barreras arancelarias en que el comercio se fortalecía en este entorno, en la necesidad de establecer pautas o acuerdos que garanticen la mejor forma de comerciar bajando regulaciones nacionales, y sin perjuicio de algunos sectores que requirieron medidas excepcionales como la producción agropecuaria, esto parecía indicar una clara marcha hacia el libre comercio normas mercatorias respetadas y un arduo trabajo de entendimiento.
El siglo XXI decididamente muestra su perfil más agresivo con una impronta fuerte en contra de la integración regional, como lo es el BREXIT y ahora las medidas adoptadas por la nueva gestión gubernamental de EEUU.marcan un claro retroceso hacia la política de aislacionismo regresando al esquema de acuerdos bilaterales. Esto no hace más que ratificar lo que venimos diciendo reiteradamente en cuanto la historia no es lineal sino paradigmática, lo que en buen romance significa que ninguno de los logros alcanzados por la humanidad son definitivos, sino que cada día hay que revalidar títulos y replantear las distintas concepciones.
Los grandes procesos de integración como la Unión Europea vienen con serios problemas instrumentales, por los altos costos de las instituciones comunitarias como las dificultades de homogeneizar economías tan diversas como las de los países más fuertes con las de los más vulnerables, o los problemas de identidades culturales regionales. Pero también es cierto que los logros en términos de arquitectura social y económica no tienen antecedentes.
La pregunta es si la respuesta a los problemas de los procesos de integración regional es volver al esquema de aislarse y relacionarse bilateralmente con otros países, o analizar cuáles fueron los problemas de los esquemas de integración para mejorarlo. Lo hizo el ASEAN, que en un comienzo fracaso, y luego de un cambio de estrategias los países del pacifico se encuentran liderando el mercado internacional.
Los argentinos somos testigos que aislarnos y protegernos del mundo solo significó atraso, pobreza y corrupción. Abrir la economía no significa ser ingenuos ni vulnerables, sino animarse a competir con el resto del mundo jugando con reglas claras que debemos respetar. El miedo a competir solo genera ámbitos de atraso y estancamiento con beneficio solo aparente, que en el largo plazo significa un claro retroceso y falta de inteligencia como para regular un comercio fluido con mejor calidad de vida para nuestros ciudadanos.
El problema que pretende solucionar el nuevo gobierno americano, el de la pérdida de trabajo, claramente podrá ser mejorado con medidas proteccionistas pero a un costo mayor que es la falta de crecimiento económico y el atraso tecnológico. Por otro lado pensarse como país aislado carece de una visión estratégica, y solo genera vulnerabilidad para la competencia, dando ventajas a quienes tienen la capacidad de organizarse. Es cierto que EEUU tiene un gran mercado y es una de las primera potencias, pero los imperios más grandes del mundo han caído.
Y el Mercosur, que hasta ahora no ha podido arrancar por la falta de decisión política de los integrantes para comprometerse tiene en este contexto una oportunidad claramente importante de articular políticas comerciales eficientes si tenemos la visión, la capacidad y la decisión necesaria para hacerlo. Es cierto que EEUU es un gran mercado pero no es el único. El Mercosur había intentado reiteradamente cerrar acuerdos con la UE y otros procesos de Integración! Será esa la vía más conveniente o no, pero seguro que perder el beneficio que presupone unirnos en bloque comercial no lo es. Siempre las crisis fueron oportunidades para quienes madrugan y tienen el ímpetu necesario para encontrar nuevas soluciones. MARIANO SEBASTIAN MORO Pre-candidato Parlamentario PARLASUR por Cambiemos.