La crisis del fútbol argentino tiende a agudizarse en virtud de una estrategia implícita del Gobierno nacional que consiste precisamente en provocar la quiebra de la mayoría de las instituciones con el objeto de imponer sociedades anónimas deportivas, a la usanza española.
A propósito de España, el portal IUSPORT.com titula: “La CCT (Comisión de Clubes de Tercera y Segunda B) inicia los trámites para proceder al cierre patronal en Tercera y Segunda B si no se convoca a la asamblea que han solicitado para abordar el reparto de los derechos de TV de la Copa en torno a unos 14 millones de euros”. Este cierre patronal, lisa y llanamente, implica que 100 mil menores de toda España no podrán jugar al deporte que más le gusta. El mismo portal informa que Marbella constituye un capital social de 725.000 euros en una SAD (Sociedad Anónima Deportiva). Como verán, no estamos solos. La crisis del fútbol se da en muchos países y el principal problema es que se pretende en nuestro país excluir a los pobres de disfrutar del deporte más popular. El diseño del nuevo estatuto y la modificación de la fuente de financiamiento del fútbol del sector privado en vez del estado, implica aceptar las siguientes condiciones: a) Menor cantidad de equipos, b) Garantizar que todos los estadios tengan butacas, c) Entradas con precios más elevados, d) Sistemas de seguridad de acceso y e) El fin de la gratuidad del fútbol con abono elevado para una familia tipo en cable. La síntesis de este diseño consiste precisamente en excluir a los sectores populares del disfrute y goce del deporte más popular pues la combinación de menos lugares, entradas más caras, abono en televisión implica lisa y llanamente que los pobres quedarán fuera del sistema: no podrán ver a su equipo en vivo y en directo pero tampoco por televisión. El sistema mundial pretende construir una red de transmisión televisiva con ligas de alta profesionalidad que implique al mismo tiempo la generación de mano de obra barata (futbolistas locales), cuya cotización no quede en manos de los clubes locales para capitalizarlos socialmente sino en intermediarios que se quedarán con el negocio favoreciendo la concentración de ingresos. Esto es neoliberalismo hegemónico aplicado al más popular de los deportes a nivel mundial. El diseño a nivel internacional consiste en abolir crecientemente las asociaciones civiles, reemplazarlas por sociedades anónimas, propiciar un descomunal lavado de activos financieros con la complicidad del sistema financiero internacional para exterminar los cimientos de pertenencia o vínculo afectivo entre una institución deportiva y la pasión por la defensa de su divisa. El camino que se ha elegido en la República Argentina está en esta dirección señalada precedentemente. Los cinco puntos que separan a dirigentes del fútbol argentino en realidad no cambia el modelo estructuralmente considerado pues un análisis de los mismos merecen las siguientes conclusiones: a) El estatuto que se pretende aprobar reduce el número de miembros del Comité Ejecutivo, limita la representación de los clubes del ascenso en la Asamblea de AFA y de este modo licúa la representación de entidades más pobres para favorecer a las más poderosas. Cualquier opción puede ser cuestionada por el ente rector del fútbol mundial, y esto limita y restringe severamente los grados de libertad de modificaciones estructurales en el diseño institucional del fútbol argentino con claro sesgo antifederal, b) La rescisión del contrato de FPT constituye un hecho político impulsado por el gobierno con el objeto de poner fin a la gratuidad a los efectos de satisfacer las apetencias de grupos locales e internacionales, lo cual implica que el “acuerdo de partes” constituye en sí mismo un callejón sin salida, c) Lla evaluación de las ofertas de por lo menos tres oferentes implica cumplir estrictamente el cronograma de pagos, las garantías para ejecutar de inmediato ante un eventual incumplimiento y cláusulas específicas que implique no atarse a métodos extorsivos que regulen el flujo financiero a través del tiempo, lo cual implica ofrecer mucho de entrada para tentar y condicionar los desembolsos del futuro para quedarse con la administración de los clubes, d) La elección de autoridades es una cuestión que no admite dilaciones e implica acordar un programa y la integración de una lista representativa del interés de todos. Esta cuestión debe dirimirse con un método de análisis y discusión y con plazos determinados con el objeto de establecer un sendero previsible, de lo contrario hacemos el “caldo gordo” a quienes especulan con más divisiones y con el debilitamiento de la posición de los clubes por el mero transcurso del tiempo y e) la organización de una superliga profesional deja al descubierto los deseos de una práctica profundamente centralista y antifederal, lo cual permitirá agudizar los problemas en vez de resolverlos. Nuestra propuesta es práctica. Poner un plazo cierto y definido, un método para articular consensos y un sendero que permita destrabar esta cuestión. En la hipótesis de que sea imposible modificar condiciones estatutarias, superliga, y sistema de financiamiento generemos las condiciones para decidir la elección de autoridades por consenso y organicemos el fútbol con otra perspectiva. Sería deseable pensar en un modelo de superliga del interior con chances ciertas para clasificar en copa libertadores, sistemas menos engorrosos para la copa argentina, copa sudamericana y un modelo de participación de los jugadores locales en los seleccionados argentinos con uso de partidos rotativos en ocasión de las fechas FIFA. La superliga del interior podría fondearse con las siguientes fuentes: a) recursos provenientes de juegos de azar de todas las provincias argentinas con juegos específicos y redistribución, b) aportes estatales básicos de carácter provincial y municipal, c) derechos de televisión de la superliga profesional, d) sistemas de transmisión por televisión local, e) sistemas de mecenazgo por leyes provinciales a la usanza de la provincia del Chaco para el financiamiento del torneo. Los presupuestos de los clubes deben tener límites estrictos, debe fomentar planteles locales con cupos limitados de jugadores fuera de cada provincia y debe promocionar el desarrollo institucional y social de los clubes. La participación de un seleccionado argentino de jugadores locales de ambas ligas, profesional y del interior también estimulará el desarrollo del fútbol en toda la República Argentina. Este diseño debería abarcar la inversión de infraestructura deportiva (canchas de buena calidad, vestuarios), provisión de equipamiento (elementos deportivos y camisetas), cuerpos de técnicos y profesionales para mejorar el rendimiento deportivo y árbitros debidamente capacitados para el desarrollo de los torneos. También podría revitalizarse un torneo de ligas por provincia para un evento nacional y dos equipos del torneo federal A podría disponer de un cupo para competencias para acceder a torneos internacionales. Dos superligas, permitiría un nuevo diseño de participación federal, una modalidad de financiamiento sustentable y exigencias organizativas y legales que permitan preservar los derechos federativos de cada una de las instituciones.