La cultura de hoy nos lleva a tener un estilo de vida en el que todo se produce en serie, y parece que si no seguimos esa forma, no pertenecemos, quedamos afuera. Esta es la razón por la que somos lo que la sociedad actual nos exige. Por ejemplo, las mujeres de este siglo siempre tenemos que estar ocupadas, agotadas. Estar exhausta está de moda. La mujer también tiene que tener un romance, pero sin demasiada profundidad. Se usa tener relaciones cortas, superfluas, que no demanden mucho tiempo ni compromiso.
Físicamente también estamos seriadas: tenemos que tener los labios hinchados, la nariz pequeña, la cola redonda y prominente. La mujer de moda viene, además, equipada con soledad. Es independiente, tiene su departamento, amigas para vivir cosas locas y se tatúa, porque si no lo hace, queda fuera de onda. Y no está mal vivir sola, tener amigas para irte de mochilera o hacerte una cirugía, lo que ocurre es que no todo lo que está de moda es para vos, porque querés otra cosa, porque tu propósito es diferente al del resto.
No somos una producción en serie, no somos como una colección de carteras o de zapatos: cada una de nosotras es única e irrepetible. No somos copias ni repeticiones, sino diseños exclusivos, y justamente por eso tenemos que aprender a cuidarnos y querernos más. Veamos dos trampas sutiles que las mujeres nos hacemos a nosotras mismas para no cuidarnos:
1. La trampa de la lástima. Esta trampa consiste en ser abnegadas, sacrificarnos, hacer todo por los demás aunque sea a costa de nuestra propia felicidad. Damos al otro nuestro tiempo, nuestro dinero, nuestro espacio, pero después, en algún momento, se lo vamos a cobrar.
2. La trampa del síndrome de la supermujer. Una mujer con este síndrome es extremadamente responsable, se quiere hacer cargo de todo, pero no puede afrontar todos los compromisos que asumió, por lo que después se siente un fraude, alguien que definitivamente no merece ser querida. No te comprometas a hacer de más: hacé lo que te comprometiste a hacer y nada más. ¡No sos una supermujer!
Querida mujer, sos única, irrepetible, por eso, querete, cuidate, hacé cosas buenas para tu vida, ¡no te abandones!