A las mujeres, desde chicas, la cultura nos ha ido condicionando. En el área de la diversión, nosotras tenemos un poco de culpa cultural. Nuestros juegos siempre tenían más que ver con la una responsabilidad que con la diversión. Si jugábamos a la muñeca teníamos que cambiarle los pañales, vestirla, hacerla dormir… Si jugábamos a tomar el té, teníamos que preparar nosotras el té, lo que íbamos a comer y esperar a los invitados… No era un juego así nomás: ese juego implicaba una responsabilidad.
La culpa familiar o personal tampoco nos permite divertirnos. Si tenemos hijos, cuando salimos tenemos la atención bifurcada: estamos en la fiesta, pero al mismo tiempo nuestra mente se la pasa todo el tiempo pensando si los chicos estarán bien, si habrán comido, si no se estarán peleando… Todo esto sin mencionar que tenemos que estar en casa antes de que llegue nuestro marido.
Hace algún tiempo se realizó una investigación con dos grupos de trabajadores. El primer grupo estaba compuesto por personas que todavía no habían cenado, es decir, tenían hambre. El segundo grupo estaba formado por trabajadores que sí habían cenado y estaban satisfechos. A ambos grupos se le hizo la misma pregunta: “¿Qué les gustaría comer: comida chatarra o frutas y verduras?”.
Los que no habían cenado dijeron que querían comida chatarra, mientras que los que sí habían cenado dijeron frutas y verduras. Las personas que estaban saciadas eligieron comidas sanas, mientras que las que no estaban saciadas eligieron comida que les iba a hacer mal.
Esto quiere decir que cuando estamos saciados en las distintas áreas de nuestra vida podemos elegir cosas buenas y sanas para nosotros, y esto incluye a la diversión. Así, si estás saciada, no vas a estar esperando desesperadamente el fin de semana, las vacaciones o un feriado para “romperla”. Tampoco vas a esperar que alguien más te divierta o te invite a algún lado para sacarte del aburrimiento, porque cuando estás saciada toda tu vida es un tiempo de diversión.
Ponele una cuota de alegría a tu vida en cualquier momento y lugar. Cambiá los ambientes, hacé chistes en tu trabajo, pasala bien, reíte, ¡y no sientas culpa! No hagas cosas que destruyan tu cuerpo o tus emociones, porque eso no es diversión. Recordá que esta es la única vida que tenés. Este día no viene de nuevo, es irrepetible, así que pasalo bien, divertite sanamente, ¡te lo mereces!