Entre tantas cosas que me pregunto en el recordar de los hechos que sucedieron en el país, entre ellas, las que maliciosamente no las evocan y menos, las reivindican.
La investigación frustrada de unos pocos improvisados que se hacen los sabedores de todo en su mediocridad pero con buenos sueldos prefieren olvidar, por falta de neuronas sanas o sólo anémicas de verdad que no les permiten realizar los claros relatos, que aún laten sólo en el corazón de los trabajadores de la Patria. Me refiero al hecho macabro, criminal y perverso como el asesinato de José Ignacio Rucci el 25 de septiembre de 1973 en esa emboscada fatídica al salir de su domicilio.
Ese soldado de la Patria trabajadora desde la entonces sacral CGT custodia de los derechos y la dignidad de los laburantes y del cuerpo de Eva Perón, hoy muchos bataraces tibios y cobardes se valieron de sus logros y se olvidaron de su memoria. Pues yo, no. Me enoja pensar en aquello de la OPERACIÓN TRAVIATA como así se llamó el plan de ejecución por los cobardes que aplicaron el mismo. Esos que se enojaron el día del retorno del General Perón y se pelearon por llevar la sombrilla que cubría de la lluvia al dignificador del pueblo.
Nosotros, desde la estructura que represento y conduzco a nivel local y provincial reivindico la figura de Rucci, medio lastimado por el actual contexto político social de la atomización de las estructuras políticas, sindicales y sociales. Hoy se mata de otra forma, desde la infamia. Más seguiré en este camino recordando además como decía Don Jorge Antonio, amigo de Perón, “Las balas no matan, mata el destino”, y el destino de muchos dirigentes estaba sellado como la vida de Rucci. Me pregunto, ¿será esto lesa humanidad?, ¿no será acaso imprescriptible?, ¿qué pasó?.
Por ello, memoria y honor a Rucci y juicio y castigo a los cobardes asesinos para así también haya justicia para los desvalidos, los pobres, los trabajadores, que por ser dirigentes desde las bases, somos blancos de distintas intenciones de ejecución. Nos dejarán con el luto y sus familias ya que por ser trigueñito, jetón y pecho, se paga un alto precio, el cual estoy dispuesto a enfrentar y lo anteriormente citado es lo que me enoja y me enojará. Justicia y valor en la lucha por el recuerdo y la sangre de entre otros tantos, la del gran José Ignacio Rucci.
Jacinto Amaro Sampayo Secretario General STM-Resistencia y FETMU CHACO