Cómo tratar con la gente demandante - EsChaco.com - Resistencia

Alejandra Stamateas

Miércoles, 25 de octubre de 2017

Cómo tratar con la gente demandante

Una persona demandante es alguien que pide insistentemente, que está dominada por sus deseos. Dice: “Esto es lo que quiero, y vos sos la persona indicada para dármelo”, entonces, insiste en forma compulsiva: “¡escribime!”, “¡llamame!”, “¡contestame!”. Esto es lo que muchas mujeres hacen cuando sus parejas no les responden un mensaje de Whatsapp: agarran el celular e insisten compulsivamente, demandan que les respondan de manera urgente.

El que vive demandando se pone en un lugar de impotencia, se victimiza, manipula y asegura: “Yo no puedo hacer esto. Vos lo tenés que hacer por mí”. Pero siempre que hay un demandante hay un demandado; siempre que hay alguien que pide hay alguien que da. Tal vez seas una de esas personas que viven siendo demandadas por alguien —una pareja, un vecino, una madre, un padre, un ex—. El gran problema del demandado es que cuando el demandante le pide, lo pone en una posición de poder. El demandado se siente bien, se cree omnipotente. Ahora bien, por más que le guste un poco sentirse poderosa, llega un momento en que la persona que vive demandada se cansa, se angustia. Por eso, si este es tu caso, ¡salí de ese lugar! Recordá que el problema no es el que demanda, sino el que se hace cargo de la demanda.
Cómo actuar cuando una persona demandante nos presiona todo el tiempo:
• Tenemos que aceptar nuestro lugar de humildad y recordar que no somos todopoderosas. No podés ni debés satisfacerle las demandas a ninguna persona.
• Debemos enseñarle al otro el proceso para que pueda satisfacer por sí misma su necesidad, dejando así de ser alguien que pide para transformarse en una persona que pueda dar.
Mujer, tenés un propósito, por eso, no te creas omnipotente y ensañale a las personas demandantes a hacer las cosas por sí mismas. No aceptes la victimización y manipulación de gente demandante. Preservate, no cumplas el rol de salvavidas de nadie, porque semejante presión, además de hacerte sentir agobiada, puede terminar por enfermarte.