Algunas personas viven evitando todo aquello que requiere esfuerzo, pues les gusta la vida cómoda. Por ejemplo, si alguien les sugiere que estudien determinada carrera para lograr un objetivo en la vida, responden: “¿Y cuántos años voy a tardar en recibirme? No; mejor hago un curso corto, que empiece y termine rápido. ¡No voy a invertir tantos años en un curso!”.
Sin embargo, necesitamos saber que el éxito está reservado para aquellos que se atrevan a tomar compromisos a largo plazo. Y educar a nuestros hijos es uno de ellos.
Muchos padres y madres trabajan todo el día para adquirir todos los productos que la sociedad de consumo ofrece: el televisor led digital HD, el último modelo de celular, el auto con más prestaciones y confort. Prisioneros de esta necesidad, optan por lo más sencillo: dejar a los hijos todo el día solos. No obstante, nuestra principal responsabilidad como padres es asumir la difícil tarea de criar a nuestros hijos.
Nuestros hijos, adolescentes y jóvenes, están viviendo en una sociedad con problemas para relacionarse con el otro. Toda una generación de pibes está hambrienta de relaciones íntimas. Y los jóvenes necesitan un soporte emocional, porque la mayoría de los padres están divorciados; ellos se sienten solos, y piden a gritos relaciones íntimas.
Los hijos no quieren ser adictos al trabajo como sus padres, y están ávidos por vivir una vida con trascendencia. Están hartos del bombardeo de imágenes sin sustancia, sin contenidos. Por eso, debemos enseñarles las herramientas espirituales y culturales que en el día de mañana les servirán para mantenerse firmes en sus convicciones y en la búsqueda de sus sueños. Por eso, los padres debemos dejar de hacer lo que no es nuestra responsabilidad y nos distrae de nuestras verdaderas prioridades. Si sos padre o madre, tu responsabilidad es criar a tus hijos. ¡No te des por vencido!