Quizás fue por el físico o por ser morochos, extranjeros, altos, bajos, gordos, flacos… Lo cierto es que todos hemos sido rechazados alguna vez. Sin embargo, el problema no es tu apariencia física, tu nacionalidad o tu nivel social, si sos rechazado es por otro motivo.
¿Por qué rechazamos o criticamos a otros? ¿Por qué otros nos rechazan y nos critican? Todos tenemos una memoria emocional en la que retenemos o almacenamos todos los rechazos, los abandonos, los gestos de desaprobación que sufrimos por parte de diferentes personas a lo largo de nuestra vida. Y cuando alguien nos rechaza en el presente, automáticamente se activan todos los otros rechazos que tuvimos anteriormente.
Supongamos que una persona se presenta como candidata a un cargo en una empresa y el empleado que la atiende le informa amablemente que el puesto ya ha sido ocupado. Si a lo largo de su vida esa persona fue rechazada por tener barba, por usar anteojos, por tener el cabello con rulos y un poco de pancita, por no haber terminado el secundario, es muy probable que reaccione mal al enterarse que el puesto al que aspiraba ya no está vacante.
“¡Cómo puede ser que no me tomen a mí, con los años de experiencia que tengo!”, podría gritarle. Lo que ocurre es que, en lugar de pensar: “Uy, llegué tarde. Tengo que seguir buscando empleo, ¡la próxima vez será!”, a ese “no” lo vivió como un rechazo, por lo que al instante se le activaron todos los rechazos que había vivido anteriormente. Así, cuando alguien nos dice que no valemos, por ejemplo, no nos afecta solo esa palabra en el presente, sino todas las desvaloraciones que sufrimos antes. Y la actitud que dispara en nosotros ese recuerdo hace que generemos más rechazo en el otro. Esto es lo que le ocurre a la gente que ha sido rechazada.
Necesitás saber que hay personas que nunca te van a querer, que sistemáticamente te van a criticar. Cuando aprendés a vivir con eso, dejás de preocuparte y aprendés la lección. Si no enfrentás el rechazo, vas a fracasar en esa prueba, y “prueba fracasada, prueba que se tiene que repetir”, pero si enfrentás el rechazo y lo resolvés, habrás aprendido la lección y podrás afirmar: “¡Prueba superada!”.