¿Cometiste alguna vez un error y te castigaste mucho por él? Cuando cometemos un error nos sentimos expuestas, incluso cuando nadie sabe de nuestra equivocación. También solemos vernos débiles, y como si esto fuera poco, nos sentimos menos, merecedoras de ser humilladas y burladas. Ahora bien, veamos las diferentes maneras de reaccionar ante un error:
● Una manera de reaccionar frente a un error es escondiéndonos. Evitamos salir; usamos anteojos oscuros para que en el barrio no nos reconozcan; nos deprimimos, nos metemos en la cama y nos tapamos hasta la cabeza; en definitiva, nos castigamos duramente.
● Otras personas, como no se pueden perdonar los errores, viven complaciendo a los demás como una manera de pagar en cuotas la culpa por esas equivocaciones.
● También hay quienes no pueden aceptar que cometieron un error y por eso viven marcándoles los errores a los demás. De esta manera, avergonzando a la gente, minimizan su propio error.
¿Qué podemos hacer cuando cometemos un error? Quiero brindarte algunas sugerencias:
1. Cuando cometés un error con vos misma tenés que tratarte con amor y paciencia. Esto significa no castigarte, perdonarte y aprender de esa equivocación para no repetirla.
2. Es importante que no entierres tu error, que no lo escondas. Tenés que hablar de ese error, porque así podrás quitarte un peso muy grande. Eso sí, no podés compartir tus equivocaciones con cualquier persona: tiene que ser alguien de confianza, una persona que sepas que va a tener empatía con tus emociones.
Cuando no contamos y lo enterramos, este crece y toma fuerza dentro de nosotras, y nos termina controlando, porque nos lleva a ponernos máscaras y armaduras, a escondernos detrás de algo, prohibiéndonos ser como somos, evitando que nos mostremos libremente delante de los demás. Ese error que cometiste y ocultaste te hablará desde adentro y no te permitirá tener éxito, te convencerá de que no te merecés el amor de un hombre, unas vacaciones, un ascenso en tu trabajo. Pero cuando soltás tu error te volvés una persona real, alguien que no necesita ocultarse detrás de máscaras de perfección, y si sabés perdonarte y aprender de tus equivocaciones, ciertamente habrás crecido y ya no volverás a cometer los mismos errores.