Imaginá que te mirás en un espejo roto. ¿Cómo te verías? Partida, deformada, mal ubicada, quebrada. Si nos miramos en un espejo roto, nos veremos rotas, pero eso es porque el espejo está roto, no porque nosotras lo estemos.
Lamentablemente, las mujeres nos miramos en el espejo roto de la cultura todos los días. La cultura en determinadas ocasiones actúa como un espejo roto, en primer lugar, porque cuando nos paramos delante ella, ese espejo nos refleja imágenes extremas. Ella nos dice: “sos joven” o “sos vieja”; “sos gorda” o “sos flaca”;“sos linda” o “sos fea”.
Así, equivocadamente, terminamos incluyéndonos en algún extremo. En segundo lugar, es un espejo roto porque nos genera disconformidad. Siempre estamos necesitando algo más para pertenecer o para valer en esta cultura. La cultura nos miente y nos lleva a sentir que necesitamos cosas que en verdad no son necesarias. Por ejemplo, nos dice: “si tenés este cuerpo, vas a alcanzar tu objetivo”, “si te ves joven, te va a resultar más fácil lograr esto”, “si tenés más seguidores en Instagram o en Twitter, vas a existir, y si existís, te vas a sentir querida”.
La cultura en ocasiones es un espejo roto que nos trae disconformidad. Si siempre nos miramos al espejo cultural, nunca vamos a tener el cuerpo o la edad correctos, nunca vamos a ser amadas como nos gustaría ser amadas.
El espejo roto de la cultura nos contamina la mirada, porque cada vez que nos miramos, nos muestra aspectos negativos de nosotras mismas o de los demás. Esta es la razón por la que debemos aprender a mirarnos en el espejo de la verdad. Cuando nos vemos en este espejo no observamos un objeto —así nos ve la cultura—, sino a una persona completa que tiene un diseño único, características especiales que no se repiten en nadie más.
Querida mujer, la belleza no está en tu cuerpo o en tu edad: tu verdadera belleza está en que puedas mirarte y ver que sos una creación maravillosa, que tenés potencial, que podés transformar lo que no te gusta de vos y crecer, que los años o el físico no limitan tu capacidad de vivir una vida plena, de ser una mujer completa que va tras sus objetivos. Ya no te mires en el espejo roto de la cultura. ¡Si elegís observarte en el espejo de la verdad verás que no te falta nada!