Hoy nos convoca el primer aniversario de la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado. Forzada por un Estado que reprime derechos, reprime sueños, aniquila esperanzas. Un Estado que no soporta al que piensa diferente, que decreta, pasando por arriba del Congreso, que los milicos vuelvan a las calles.
Que ajusta sueldos, sube precios, quita medicamentos, mata de hambre al pueblo; ¿y si el pueblo se manifiesta? Reprime.
Dando rienda suelta a las fuerzas de seguridad y a las fuerzas armadas para encargarse de la “seguridad interna”, como si eso fuera la solución a la exclusión que está generando este sistema neoliberal y de derecha que hoy nos gobierna. Hace unos días atrás nos hemos manifestado porque no queremos a los milicos en la calle, y hoy lo reiteramos y lo reafirmamos.
Porque deja vía libre a las bases militares yankies en el sur o israelíes en el norte con la excusa de controlar el contrabando de drogas y mercaderías que llegan desde territorio paraguayo y pasarán a custodiar casi mil kilómetros en aguas de los ríos Paraguay y Paraná.
Desde marzo de 2016 comenzaron a firmar acuerdos de seguridad y militares entre el gobierno de Argentina y los de Estados Unidos e Israel, también compraron equipos y armamento, y comenzaron a establecer bases militares, tanto en el extremo sur del país como en las zonas fronterizas del noroeste y el noreste. En igual sentido el gobierno de Mauricio Macri autorizó la presencia de tropas estadunidenses del Comando Sur, sin previo paso por el Congreso argentino. Todos ellos son hechos que van avasallando la soberanía de la patria.
Esto no puede dejar de recordarnos una y otra vez, a las épocas más oscuras y sangrientas de nuestra historia, donde la mayoría de los funcionarios actuales (por no decir todos) son los mismos o son parientes o socios de quienes planificaron, ejecutaron e instigaron a que la última Dictadura cívico eclesiástico militar instaurara por medio del terrorismo de estado un modelo político, económico social y cultural peligrosamente similar al actual.
La brutal represión de Gendarmería en el interior del Lof en Resistencia de Cushamen (Chubut), por parte de más de cien efectivos de esa fuerza nacional de la que es responsable la Ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich, cuando la orden judicial solo autorizaba despejar la ruta, es la clara muestra del Estado usando su poder armado para perseguir al Pueblo Originario Mapuche que reclama sus tierras ancestrales, que le fueron arrebatadas y que hoy están bajo el dominio de poderosos empresarios, en este caso el empresario extranjero Luciano Benetton.
Las fuerzas de seguridad responsables de la represión fueron los Escuadrones de Gendarmería Nº34 de Bariloche, N°35 de El Bolsón, N°36 de Esquel, el Escuadrón de Ramos Mejía y Rawson, encabezadas en forma personal por el jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Nocetti.
Señalamos que este repudiable funcionario fue asesor de Patricia Bullrich cuando era diputada y saltó con ella al gabinete nacional. Fue abogado defensor de genocidas procesados por crímenes de lesa humanidad en juicios realizados en Entre Ríos y La Pampa, sostuvo que aquellos procesos eran la “legalización de una venganza, estructurada y diseñada en el poder político” y atacó la legalidad de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y la imprescriptibilidad de los delitos de la dictadura.
Hace un año que pedimos Justicia por Santiago y desde el 25 de noviembre de 2017 por Rafael Nahuel, como así también por todos los casos de gatillo fácil y violencia institucional. Por ello convocamos a todas las agrupaciones de derechos humanos, políticas, sociales y sindicales a unirnos y organizarnos para neutralizar y derrotar este gobierno que hambrea y asesina al pueblo y por el cumplimiento efectivo de todos los derechos humanos.
Decimos: Nunca Más Represión
Nunca Más Muertes
No a las Bases Militares Extranjeras.
Juicio y Castigo a los responsables de las muertes de Santiago, Rafael y todos los casos de gatillo fácil.
No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos.