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Domingo Peppo
Miércoles, 17 de octubre de 2018
Renovar compromisos de lealtad con las convicciones peronistas
Hoy, conmemoramos aquel 17 de octubre de 1945, fecha que pasó a la historia como el “Día de la Lealtad Peronista”; ese día comenzaron a construirse los cimientos de una doctrina basada en la lealtad y el amor de un pueblo hacia aquél que tanto luchó por la reivindicación de los derechos de los postergados e invisibilizados: el Coronel Juan Domingo Perón.



Juan Domingo Perón había comenzado su vida política en 1943, desempeñándose en el Departamento Nacional del Trabajo, que por entonces era nada más que un modesto organismo al que luego convirtió en Secretaría de Trabajo y Previsión, ampliando sus facultades.

Desde este organismo llevó a cabo una política dirigida a dignificar a los humildes, a los trabajadores, de los cuales nadie antes se había ocupado; mejorando de manera sustancial su situación material y social, ganándose la lealtad de los obreros. Fiel a sus convicciones, nunca dudó en alzar su voz para frenar los abusos a los derechos de los trabajadores.

Con sus obras, Perón demostró que no era un político más, sino que había llegado para quedarse, para marcar con fuego la historia de nuestro país.

Pero fue esa política, sumado a su creciente poder y popularidad, que causaron malestar en parte de la cúpula política argentina. Por eso fue obligado a renunciar a sus cargos; para luego ser detenido y llevado a la isla Martín García. Apenas los trabajadores seguidores de Perón se enteraron de su arresto, empezaron a organizar medidas de protesta exigiendo su liberación.

El 17 de octubre de 1945, miles de trabajadores, hombres y mujeres, marcharon a Plaza de Mayo; provenían de Barracas, La Boca, Parque Patricios, de los barrios populares del Oeste de Capital Federal y de las zonas industriales de alrededores. Llegaban con banderas y pancartas, en camiones o a pie. Hermanados por el mismo objetivo: reclamar por la libertad de su líder.

La Policía por orden de los militares había levantado los puentes sobre el Riachuelo que son el paso obligado hacia la Capital para quienes provenían de la zona sur como ser Avellaneda, Lanús, Quilmes, Berisso entre otras localidades, lo que obligó a muchos a cruzar en bote, a tabla o nado.

Los trabajadores cansados por la larga caminata desde los suburbios de Buenos Aires aliviaban sus pies en las fuentes de la Plaza de Mayo; este hecho que fue visto por la oligarquía porteña como una escandalosa profanación de una fuente pública. Pero para nosotros “esas patas en la fuente” simboliza el auténtico bautismo peronista.

Era la demostración de un pueblo que salió del anonimato y se puso de pie para retribuir a un hombre que luchó para hacerlos sentir seres dignos y con derechos, dando una luz de esperanza para miles de argentinos que soñaban con una vida mejor.

La lealtad hacia Perón de los anónimos, de esos obreros, expresaba la fuerza de la clase trabajadora como un nuevo factor social de poder, dando origen a un vínculo perpetuo e inquebrantable de lealtad, que cambiaría el rumbo de la política argentina.

Esa masa anestesiada que acababa de despertar, con su fervor y entusiasmo, se impusieron frente a los distintos escollos presentados desde la fuerza oficial y los militares se vieron obligados a buscar a Perón. Finalmente, el coronel Perón sale al balcón de la Casa Rosada a reencontrarse con su pueblo que lo había liberado.

Ese acontecimiento nacional y popular significó el nacimiento de una nueva Nación que asomaba en la historia argentina, significó el hito fundacional del peronismo, convirtiéndose de ahí en más, en la fuerza política de mayor arraigo popular.

Nosotros somos parte de ese movimiento, y hoy, más que nunca, necesitamos de un peronismo firme, comprometido con los ideales de ese Proyecto Nacional que nos legaron Perón y Evita. Por eso debemos seguir predicando esos principios que sostienen en alto las banderas de la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política.

Para seguir haciendo honor al Peronismo, a nuestra historia de lealtad con las convicciones, con el pueblo de nuestra provincia, debemos renovar los compromisos con los principios fundacionales del justicialismo y comprometernos a construir una patria más justa, más equitativa, sin lugar para las desigualdades sociales que tanto duelen y lastiman.

¡Feliz día de la Lealtad compañeros!




*Por ingeniero Domingo Peppo, gobernador de la Provincia del Chaco y presidente del Consejo Provincial del PJ.


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