Para muchas personas las relaciones humanas son amenazadoras, peligrosas; para ellas relacionarse con otro implica cierto peligro, porque se sienten vulnerables delante de los demás.
Existen diferentes motivos por los cuales esas personas no pueden relajarse delante del otro y viven desconfiando. Tal vez en su infancia recibieron abuso, maltrato, burlas o humillación, o quizás les enseñaron que no tenían que confiar en nadie. Una persona que no puede confiar en nadie piensa que la gente la va a traicionar o utilizar, y esta es la razón por la que siempre está en guardia, atenta a que nadie se le acerque, porque tiene miedo.
Si bien hay personas que no confían en nadie, también están las personas ingenuas que confían en todo el mundo. Una mujer ingenua no tiene un problema intelectual, sino un problema con sus relaciones interpersonales. Así como las personas que desconfían de todo el mundo creen que los demás solo piensan en sí mismos, las personas ingenuas creen que todo el mundo es bueno, honesto y responsable, porque así son ellas. Es entonces cuando aparece la manipulación.
¿Cómo manejamos estos dos extremos? Veamos:
1. Debemos reconocer que somos vulnerables a la traición. Y esto es muy importante, porque a veces nos creemos tan omnipotentes que estamos seguros que jamás alguien podría engañarnos.
2. Tenemos que ser leales con nosotras mismas. No te traiciones, no le entregues tu poder a otra persona. Creé en tus capacidades, porque si no, le vas a vivir entregando tu poder a otros, habilitándolos así a que te manipulen.
3. Seamos observadoras de la vida de los otros, pero no para chismear, sino para ver quién nos trata bien a nosotras y mal a los demás. Tené cuidado, las personas que a vos te tratan bien pero a los demás los maltratan, son manipuladores que tarde o temprano van a maltratarte a vos también.
4. No tenemos que movernos por necesidad. Tu necesidad le abre la puerta a los manipuladores. Cuando te movés por necesidad, por ejemplo, porque necesitás dinero, porque te sentís sola, porque estás insegura, el manipulador te va a ofrecer el dinero, la compañía y la seguridad que necesitás para así entrar en tu vida.
Necesitás empezar a prestar atención a todos aquellos detalles que te llevan a ser una persona manipulable, que te llevan a confiar en todo el mundo o a desconfiar de todos. Tenés que mirar en tu vida y descubrir qué te hace vulnerable.
Quizás sos una persona ansiosa, que quiere todo ya, y la ansiedad abre la puerta a la manipulación. Tal vez sos una persona muy enfocada en algo, y como estás tan enfocada en eso, no podés mirar lo que están haciendo los demás a tu alrededor, lo que te convierte en alguien manipulable.
Es posible que seas alguien que dice a todo que sí, que no puede poner límites, o quizás evitás las peleas o sos arrebatada. Empezá a trabajar hoy mismo en esas áreas de tu vida para que nadie te manipule.