La iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Nación apunta a indagar en el trabajo de los “intérpretes y creadores de la nueva música folklórica argentina”. Hubo shows, debates y exposiciones. El programa es federal y la intención es recorrer todas las regiones del país.
Para el visitante de Buenos Aires, venir a la ciudad chaqueña de Resistencia es como viajar en el tiempo. Por lo menos en estos días, en pleno julio, se viven temperaturas veraniegas que llegan a los 25 grados, acompañadas por una buena dosis de humedad. El clima, entonces, es agradable para recorrer sus calles y plazas.
Y para disfrutar la variedad de esculturas que caracterizan la ciudad, como la del famoso perro Fernando, popularizado por Alberto Cortez con la canción “Callejero”. En términos más amplios, Chaco es una provincia donde confluyen diversas expresiones folklóricas de la región del Litoral. Por eso, fue el lugar elegido para dar cobijo a la segunda edición del encuentro Generación XXI, una iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Nación que apunta a indagar en el quehacer de los “intérpretes y creadores de la nueva música folklórica argentina”. El programa es federal y la intención es recorrer todas las regiones del país.
La primera edición tuvo lugar en abril en Río Negro y la próxima será en septiembre en Mendoza (región cuyana). Durante dos días, jueves y viernes, se desarrollaron en dos espacios –la Casa de la Cultura local y el Centro Cultural Alternativo– charlas-debate, exposiciones fotográficas, proyecciones y breves conciertos con músicos de la región, como el Chango Spasiuk (Misiones), Néstor Acuña (Corrientes), Carlos “Negro” Aguirre (Entre Ríos), Jorge Fandermole (Santa Fe) y Lucas Monzón (Chaco), entre muchos otros.
Pero, ¿qué sucede puntualmente con el folklore de Chaco? “En nuestra provincia hay diversidad de culturas que nos cortan al medio”, sentenció el músico Coqui Ortiz durante la primera jornada. Es que, por ejemplo, recibe una enorme influencia de la música de Corrientes. Y también pisan fuerte los cantos indígenas y géneros folklóricos como la chacarera, la vidala y la zamba. De hecho, “hay zonas donde la chacarera se toca con acordeón, es decir, se funde con el chamamé”, explica el director nacional de Artes, José Luis Castiñeira de Dios, en el documental Argentina es música. En todo caso, lo que caracteriza la provincia es la convivencia de muchos géneros.
Algo similar ocurre en Misiones, que está en el medio de tres focos culturales: Corrientes, Paraguay y Brasil. Aunque este congreso también apunta a revisar, rescatar y analizar lo que ya se hizo, su principal intención es divulgar el nuevo repertorio de canciones y obras instrumentales creadas por una nueva generación de artistas, compositores e intérpretes que abordan la música popular de raíz folklórica. “¿Qué es la música popular o qué es el folklore? ¿Cuál es su porvenir? Es un debate imprescindible”, disparó Silvia Robles, presidenta del Instituto de Cultura de Chaco. Y siguió: “El crecimiento cultural depende de las nuevas generaciones. La idea, entonces, es buscar caminos para construir y espacios para el desarrollo de la música”.
A su turno, José Luis Castiñeira de Dios, director nacional de Artes de la Secretaría de Cultura de la Nación, dio cuenta de un nuevo fenómeno. “Asistimos en todo el país a la aparición de una gran cantidad de músicos que parten de una base común, que es elegir el lenguaje de lo folklórico para expresarse; y quienes lo hacen no son igual que los anteriores.” Y definió, a su entender, a las nuevas camadas de artistas: “Esta nueva generación, que desarrolla su música en el siglo XXI, tiene una formación artística más completa, conoce otras músicas del mundo (jazz, rock, bossa nova) y, por tanto, recibe esas influencias y las metaboliza.
Y propone una línea de trabajo que no está enunciada en un manifiesto, como fue en el Nuevo Cancionero. Nadie dijo que forman parte de una generación y, sin embargo, entre ellos se reconocen como parte de un mismo mundo, de una estética común. Tienen, además, una visión de conjunto, de Argentina como territorio de su creación. Y también tienen una postura más solidaria y participativa, ya que cada uno graba en los discos de los otros”. Este fenómeno en gestación –que también tiene su correlato en Buenos Aires con la escena del cancionismo– no tiene una “merecida presencia” en los medios de comunicación ni en la grilla de programación de los festivales nacionales y provinciales.
Para el Chango Spasiuk –quien participó en una mesa el jueves a la mañana y a la noche actuó–, “más allá de toda experimentación, es imposible pensar la vanguardia sin la tradición. Los jóvenes tienen la responsabilidad de profundizar en la música tradicional antes de pensar en algo nuevo. Si uno no profundiza, se queda en la superficie. Hay que tallar la identidad con toda una diversidad. Porque la música es una herramienta de construcción de país y de vida en comunidad”.
Esa idea se repitió en boca de otros expositores, como el correntino Néstor Acuña, quien consideró que “no se puede partir hacia ninguna evolución de la música si no se conoce la raíz. Me encanta agregar elementos de otras músicas, pero es importante conocer en profundidad la música de raíz”. Por su parte, Coqui Ortiz sostuvo que “más allá de la discusión de lo nuevo o lo no viejo, la renovación implica no destruir lo que ya se hizo”. “Lo que hacemos es la herencia de un montón de bagajes”, resaltó el músico chaqueño, quien por estos días impulsa en su provincia el proyecto documental y de rescate de la historia musical Enlazos. “Es muy importante para nosotros crear vínculos y espacios donde nos podamos encontrar y hacer sólida nuestra música”, consideró el músico Alejandro Ruiz.
Según Castiñeira de Dios, en estos encuentros regionales se pretende indagar en tres aspectos: la evolución de los lenguajes regionales, la tecnología en pos de la producción propia (el camino autogestivo) y los artistas que aportaron una nueva mirada en su territorio. Entonces, lo académico y la sensibilidad musical se unen en un mismo espacio. De hecho, en la primera jornada, se presentaron en el precioso auditorio de la Casa de las Culturas jóvenes folkloristas chaqueños, como Seba Ibarra, Lucas Monzón, Germán Kalber y Diego Brandan, Verónica Varela y Sergio Díaz y el dúo Patricio Hermosilla y Juan Mora. Y el ya consagrado Spasiuk. En ese mismo espacio, montaron la muestra Yo tengo tantos hermanos en homenaje al poeta Hamlet Lima Quintana.
Un recorrido fotográfico por su obra, su vida íntima y su compromiso con Madres de Plaza de Mayo y la Revolución Cubana. En tanto, en el Centro Cultural Alternativo se podía ver la muestra fotográfica Litoraleños, de Eduardo Fisicaro, que reúne imágenes de referentes regionales, como Teresa Parodi, Ramón Ayala, León Gieco, Liliana Herrero, Néstor Soria, Charo Bogarín y otros. El encuentro también fue propicio para rendir tributo en vida a históricos artistas chaqueños: Aledo Luis Meloni, Piti Canteros y Raúl Junco.