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Alejandra Stamateas
Viernes, 1 de marzo de 2019
Él vive su vida y yo la mía
Hay personas que viven en pareja, pero cada uno hace su vida. En una pareja de sólida, estable, en la que ambos se aman, tiene que haber dos amores: (a) el amor erótico y (b) el amor filial. El amor erótico es la pasión, la atracción, el amor que cuando vemos a la persona amada algo nos provoca internamente.


El amor erótico no se refiere solamente a lo sexual, aunque lo incluye. El amor filial, por su parte, es ese amor de hermanos, de padres e hijos, un amor que no está asociado a la pasión o al fuego, sino al cariño, a la ternura, a la preocupación por el otro. El amor filial es un amor más tranquilo que el amor erótico, no provoca nervios, ni ansiedad, ni pasión.

Cuando una pareja está desconectada y cada uno hace su vida, lo que falta es uno de esos dos amores. Incluso es posible que ambos se hayan desvanecido, y lo que deben hacer es trabajar para recuperarlos.

Para recuperar el amor erótico tenemos que recuperar la mirada. El paso de los años, la rutina, el aburrimiento, el acostumbramiento hacen que miremos a nuestra pareja siempre de la misma manera, sin encontrarle nada nuevo. Ya no podemos ver eso que al principio nos enamoró.

Para ayudarnos a cambiar la mirada necesitamos observar qué es lo positivo que ven otros en nuestra pareja. Para lograrlo, tenemos que verlo a él en otros ámbitos, como su trabajo, una reunión de amigos o el club.

Observemos cómo se relaciona con los demás, cómo habla, cómo es el trato, para así poder advertir el atractivo que tiene para otras personas, algo que por causa de la rutina dejamos de ver.

Si lo que decreció fue el amor filiar, la forma de fortalecerlo es provocar entre los dos acciones de amor. Debemos estar atentos al otro, brindarle ayuda y cuidado, y al mismo tiempo, tenemos que hacer que el otro sienta que nos puede cuidar. Hay muchos hombres que verdaderamente necesitan volver a sentir que son los héroes de sus mujeres.

Cambiá la mirada, recuperá el primer amor, ese amor pasional, ese amor de fuego. Mirá a ese hombre con otros ojos y trabajá para recuperar esa mirada de admiración, de respeto, y esos detalles de cuidado que tenías al comienzo de la relación. El amor debe ser todo aquello que nos une al otro y que nos hace uno, por eso, dedicate a revivir cualquiera de los dos amores que la rutina haya comenzado a apagar.


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