En un día tan especial como hoy, en el que conmemoramos y celebramos el Domingo de Pascua, de Resurrección, de Gloria, deseo hacer llegar un especial y afectuoso saludo a todos los chaqueños, pidiendo a nuestro Señor Jesucristo nos guíe y nos fortalezca para que, imitando su ejemplo, podamos amarnos los unos a los otros y servir a los demás, en especial a los más humildes, vulnerables y necesitados, liberándonos de todas las cadenas que nos impiden vivir en un mundo mejor.
Cristo, aunque fue traicionado, castigado injustamente, crucificado y experimentado el valle de sombra de muerte y la resurrección, no cambió jamás sus sentimientos e intenciones para con nosotros. Nos sigue amando a pesar de todo, y nos da cada día una nueva oportunidad para ser mejores personas.
Venciendo al mal, al pecado y la muerte, bajó de la cruz, abriéndonos a través de ese acto de amor inconmensurable las puertas del cielo y de una vida nueva, completando su obra de redención.
Con su sangre nos liberó de la esclavitud del pecado para que podamos levantarnos como una humanidad que no baja los brazos y se mantiene firme ante las situaciones de injusticia y desigualdad, como defensa y testimonio pascual. Una humanidad que siembra el bien para desterrar al mal; que vive, ama y es signo de esperanza.
Jesús está vivo, ha resucitado y vive para siempre entre nosotros.
Dejémonos invadir por su amor, dejando de lado los odios y rencores, para que aflore la bondad, la solidaridad, la comprensión y el perdón que todos tenemos y necesitamos. Para que podamos asumir los grandes desafíos que se nos presenten, y sigamos trabajando por el bien común, respetando siempre la justicia, igualdad y la dignidad humana.
¡Que en estas Pascuas, reine la paz, unión y la armonía en nuestros corazones!