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Por ingeniero Domingo Peppo
Martes, 7 de mayo de 2019
Evita: Abrazar su legado por una Patria libre, justa y soberana
El 7 de mayo de 1919, hace exactamente 100 años, nacía uno de los símbolos políticos y culturales más poderosos que registra la historia de nuestro país, nacía María Eva Duarte de Perón: “Evita”, “La Abanderada de los humildes”, “El Hada Protectora”, “La Dama de la Esperanza”, “La Jefa Espiritual de la Nación”.



María Eva Duarte de Perón, como se la llamó al principio; Eva Perón como se la conoció después; Evita, como la bautizó su amado pueblo, es una figura destacada no sólo del Peronismo, no sólo de nuestro país, sino que ha sido fuente de inspiración de muchos historiadores, convirtiéndose en una de las mujeres más importantes del siglo XX a nivel mundial.

Su vida fue una cadena de hechos sorprendentes, maravillosos y su gran legado permanece vivo entre nosotros. Ejemplo imperecedero de abnegación, bondad, desinterés, entrega y sacrificio. Luchadora incansable por los derechos de “los sin derechos”, de las “capas sumergidas”.

Su corto pero invalorable paso por esta vida rompió con todos los precedentes históricos y definió una nueva modalidad nunca vista hasta entonces en Argentina y, quizás tampoco, en el mundo.

Fue una gran mujer que entregó todo de sí por amor infinito a su Patria, a su pueblo, a sus descamisados, haciendo realidad la verdadera Justicia Social. Logró vencer el odio de sus enemigos, trascender las fronteras, forjar sus ideas en una sociedad machista y cambiar la realidad de nuestro país.

Nos enseñó entre muchas otras cosas que es inútil hablar de paz mientras existan diferencias sociales; que la mujer debe tener un rol activo en la vida política y social del país; que la democracia real es la democracia distributiva; que la limosna no es lo mismo que ayuda social; que la limosna humilla mientras que la ayuda estimula; que la dignidad es inherente al ser humano y lo único indigno es que exista gente muriendo de hambre; que donde entra el amor la política se subyuga.

Nos ha dejado una profunda impronta de amor; sin lugar a dudas, eternamente vivirá en nuestros corazones y sus ejemplos de vida permanecerán inalterables en nuestras memorias.

María Eva Duarte conoció en enero de 1944 al coronel Juan Domingo Perón en un festival a beneficio de las víctimas de un terremoto que había destruido la ciudad andina de San Juan. Un mes después, ya vivían juntos y en 1945 contrajeron matrimonio. En febrero de 1946 Perón es electo presidente de la Argentina.

La unión de estas dos voluntades significó para el pueblo argentino un abrazo de Justicia y amor, el resurgimiento de un país empoderado e ilusionado que decide su propio destino; de una nueva Argentina con crecimiento constante y desarrollo permanente tecnológico, científico, educativo, social y estratégico.

Evita se convirtió en el puente de amor y de felicidad entre los trabajadores y su Líder el General Perón. Ella entendía el padecimiento de la gente y los escuchaba. Supo ganarse el amor de los que nada tenían, a quienes protegía, generando intensos sentimientos y emociones profundas entre sus seguidores y detractores.

Fue amiga, esposa y compañera del General Juan Domingo Perón, llegándose a convertir en el alma, la esencia y orgullo del pueblo Peronista y su Movimiento. En su rol de primera dama llevo a cabo un intenso trabajo social a favor de los más desfavorecidos y desvalidos.

Fundadora del Movimiento Peronista Femenino, desde donde promovió medidas encaminadas a una mejor integración de la mujer en el mercado laboral, logrando la adhesión militante de millones de mujeres de distintas extracciones sociales del país. Gracias a su impulso, a su lucha, se logró sancionar, en 1947 el sufragio femenino, bajo Ley N° 13.010, otorgándole a las mujeres la mayor ascensión social, el derecho más elemental el de opinar, de elegir y ser elegidas, dándoles el poder de convertirse en plenas ciudadanas.

Protectora de los niños y los adultos mayores. Creó la Fundación Eva Perón, que a través de una trascendental obra de reparación social, se encargaba de dar vida digna a sus descamisados, abarcando todos los rincones del país, quienes jamás podrán olvidar, ni sus futuras generaciones, las máquinas de coser, los colchones, los zapatos, los juguetes, las casas, el trabajo, las campañas de salud pública y las colonias de vacaciones.

Organizaba también torneos deportivos infantiles y juveniles; creó hospitales, hogares-escuelas, hogares para ancianos y madres solteras, policlínicos, escuelas y una ciudad infantil, siempre dispuesta a ayudar a los más necesitados y postergados.

Evita estaba orgullosa de su labor, pero insistía en que la Fundación era un paliativo, y que su función terminaría cuando en la Argentina hubiera justicia social para todos. No daba limosnas, implantaba derechos, afirmando siempre que donde existe una necesidad nace un derecho.

Fiel representante de la pasión del militante y la entrega de un Gobernante, luchó por los derechos de los trabajadores, transformándose en el nexo, la intermediadora, entre Perón y las organizaciones obreras, principalmente la Confederación General del Trabajo (CGT).

En 1951, para las primeras elecciones presidenciales con sufragio universal, el movimiento obrero la propuso como candidata a vicepresidenta. Sin embargo, ella renunció a la candidatura, presionada por las luchas internas en el peronismo, sumado a su avanzado cáncer de útero.

Fue y es adorada y hasta idolatrada por la clase humilde y trabajadora, sobre quienes con especial sensibilidad posó su mirada.

Su postura política ha sido incorporada ampliamente por los sectores más diversos en la cultura argentina. Es así como los sindicatos, vinculados estrechamente a ella durante su vida, han rescatado su nombre y su imagen, junto al de Perón, como símbolos máximos del protagonismo de los trabajadores en la historia nacional. Como así también lo han hecho las organizaciones y personas dedicadas a defender los derechos de la mujer y la perspectiva de género.

De manera indiscutible, la reivindicación de Evita, atraviesa todas las ideologías políticas.

Hoy más que nunca, al conmemorarse 100 años de su natalicio, imitando la humildad, lealtad, entereza, pasión y compromiso que la ha caracterizado, reafirmemos nuestro compromiso de defender y abrazar su legado, sus valores, sus banderas, y trabajar todos juntos por un presente y un futuro venturoso, por una Patria Libre, Justa y Soberana.



*Por ingeniero Domingo Peppo, gobernador de la Provincia del Chaco y presidente del Consejo Provincial del PJ.


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