La culpa es una emoción que nos paraliza, nos detiene y nos roba los sueños. Y cuando sentimos culpa no nos permitimos corregir un error, una equivocación, ya que sentimos que merecemos el dolor y el castigo por haber errado el blanco. En cambio, si somos libres de ella, podremos mirar hacia adelante. Es importante aprender a mirar hacia adelante para poder corregir los errores y adquirir una mentalidad de “de hoy en adelante”. Pensemos qué haremos de hoy en más, en nuestro futuro, en lugar de concentrarnos en los errores pasados.
Cómo adquirir una mentalidad de “de hoy en adelante” 1. Me otorgo la razón. Darte la razón significa que seas capaz de decir: “Sí, me equivoqué en esto (gasté dinero de más, tomé una decisión equivocada, comí de más)”. Sin retarte, sin pelearte con vos misma, sin decirte “¡qué tonta que fui!”, “¡cómo no me di cuenta!”, “¡cómo no abrí los ojos!”, otorgate la razón y decí: “Sí, me equivoqué”, y entonces sí vas a poder mirar hacia adelante para encontrar una solución transformadora. 2. Planteo las correcciones que tengo que hacer. Parada en tu presente determiná para vos misma qué correcciones vas a hacer. En este punto es importante saber que para corregir algo no necesitás moverte por sentimientos. Las mujeres muchas veces nos movemos por sentimientos, sin embargo, debemos movernos por lo que es correcto. No todo pasa por lo que sentimos o tenemos ganas, sino porque nos comprometimos a hacerlas. Una mujer confiable es alguien que asume responsabilidades y no se mueve por sentimientos, porque los sentimientos varían de un minuto al otro.
3. Aprendo a darme permiso para descansar. ¿Te da culpa descansar? Hace un tiempo hice una encuesta en Twitter que decía: “Me da culpa descansar porque…”. 14% de las personas respondió: “no lo merezco”, 32% dijo: “por el qué dirán”, y 54% aseguró “debo controlar todo”.
Las mujeres por lo general no nos permitimos descansar, tenemos mucha culpa cuando descansamos. Recuerdo que cuando mi abuela se recostaba a la siesta, se tapaba hasta la mitad de la rodilla. Cuando llegaba mi abuelo ella se levantaba rápido para que no se diera cuenta de que había descansado, porque su función era estar siempre atendiendo a los demás. Es tiempo de sincerarnos: ¿valorás lo que hacés?, ¿estás esperando el reconocimiento del otro?, ¿te estás anulando a vos misma para que tu hijo te diga: “¡qué buena madre sos!”, para que tu marido se sienta orgulloso de que se casó con la mujer perfecta o para que tu jefe te felicite en algún momento?, ¿de quién estás esperando reconocimiento? Es tiempo de darte valor, el que mereces, dejando toda culpa prestada, heredada o adquirida. Al darte tiempo, al darte permiso para descansar, al poder sentirte libre para poner límites, al hacer a tiempo las correcciones que nuestra vida necesita tu estima se fortalecerá y comenzarás a accionar por “convicción” y no por “culpa”. Deja la culpa atrás, y avanzá, ¡es tu tiempo!